La Voz de Cádiz
Los ambiguos mensajes de Susana Díaz
La presidenta de la Junta abre la puerta a dar el salto a Madrid, aunque no en este momento
La presidenta de la Junta de Andalucía visitó ayer la provincia de Cádiz en plena ‘guerra civil’ del PSOE a nivel nacional. Vino Susana Díaz a presidir la importante firma para la puesta en marcha en la Bahía del Centro de Fabricación Avanzada naval y aeronáutico. Un acto que, de salir adelante el proyecto, supondrá un importante impulso para la industria gaditana, que debe aspirar a estar entre las más modernas del mundo para competir con garantías en ambos mercados.
Sin embargo, todo quedó eclipsado por la actualidad política. Pedro Sánchez se ha atrincherado en la secretaría general del PSOE y no está dispuesto a soltarla. No al menos sin cobrarse varias víctimas. Y una de ellas es precisamente la líder de los socialistas andaluces. Tras el órdago lanzado el lunes por Sánchez todo el mundo esperaba que Díaz se pronunciara. Y el acto de ayer en la fábrica de Airbus en Puerto Real era la excusa perfecta para que los periodistas la ‘asaltaran’, probablemente muy a su pesar. La presidenta de la Junta volvió a lanzar mensajes ambiguos, sin concretar prácticamente nada. Pero irremediablemente tuvo que dejar alguna puerta abierta a la interpretación de sus palabras.
Dijo Susana Díaz, como mensaje principal, que ella estará «donde me pongan mis compañeros. A la cabeza o en la cola» del PSOE, aunque acto seguido aclaró que ahora «lo que toca es España». Quiere decir que lo primero es ‘eliminar’ a Sánchez, nombrar una comisión gestora que permita el desbloqueo institucional que existe en el Gobierno de la nación, y a partir de ahí, reorganizar el Partido Socialista con una nueva figura a la cabeza.
Y ahí es donde ella se ubicaría. Ya no repite aquel mensaje de «lo primero es Andalucía». Todos saben ya que su salto a la política nacional está muy cerca, aunque no tanto como para ser ella la que, como dicen los propios políticos, «se coma este marrón».
Sea como fuere, lo único cierto es que mientras en el PSOE se despellejan entre ellos, el país sigue paralizado. Casi un año después de las primeras elecciones, el Gobierno sigue en funciones, apenas se pueden tomar decisiones de calado político o social y quienes lo pagamos, como casi siempre, somos los ciudadanos.
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