La jartible infiltrada
815 días después
Y es que Cádiz no es sin el carnaval y viceversa
![Alicia Pérez Fopiani: 815 días después](https://s3.abcstatics.com/media/opinion/2022/05/17/v/coac-toys(4)-kZpE--1248x698@abc.jpg)
Ochocientos quince días han pasado para volver ha escuchar el mítico ¡Va telón! de Eduardo Bablé, desde las tablas del Gran Teatro Falla . Dos años, dos meses y algunos días y anda que no hemos cambiado desde que se cerrara el telón, aquella madrugada de febrero del 2020, que hoy se torna tan lejano.
Y aunque se nos ha hecho eterno, ayer, por fin, dio pistoletazo de salida el concurso más atípico de nuestra historia. Un COAC que comienza en el mes de las comuniones, un COAC de chanclas y pantalones cortos, un COAC con abanicos y un COAC, también, de grandes ausencias. Un concurso que ha sido más cuestionado que nunca y que como se dice en nuestra tierra «ha costao sacar palante» y es que en más de una ocasión y siempre, bajo las recomendaciones sanitarias, se creyó que no se celebraría.
Han sido meses de incertidumbre, de dimes y diretes entre Ayuntamiento, agrupaciones, autores y aficionados. Pero aquí estamos. Y es que Cádiz no es sin el carnaval y viceversa. La pandemia, más que nunca, nos hizo darnos cuenta de lo que mueve esta industria, tanto a nivel empresarial y económico, pero también sentimental. Las coplas, en muchas ocasiones, nos salvaron de la tristeza. Y para los bolsillos de muchas familias de la ciudad, desde autores, artesanos a componentes, un 2022 sin carnaval no era viable y la realidad les hizo replantearse su futuro, mucho más allá de un concurso local.
Este año, el COAC pierde, por ejemplo, la presencia de uno de nuestros grupos más punteros y esperados, año tras año, como es la chirigota de El Selu , pioneros en eso de “profesionalizar” el carnaval y que, desde hace algunos meses, triunfan con su propio musical por teatros de toda España. De la crisis surgen las mejores oportunidades . El parón necesario para crear y dar forma un espectáculo con toda nuestra/su esencia.
Tendremos un carnaval extraño, sin pestiños ni erizos , pero con caballas y con empanadas de la Catedral. Sea como sea, hemos vuelto. Había unas ganas tremendas. Y estoy segura que la espera, habrá merecido la espera.