El Apunte

Algo más que una moda

Cádiz trabaja para que en cada esquina del universo virtual y en cada rincón de una pequeña taberna se convenza a los nuevos amigos de que han llegado para quedarse

Cádiz está de moda. Tópico manido, manoseado, demasiado recurrente, pero que refleja la realidad. Quizás no se pueda desvestir tan pronto el sempiterno sambenito de ‘capital del paro’, pero es cierto que en el imaginario colectivo, más allá de nuestras fronteras, se suceden ... imágenes de playas vírgenes, patrimonio, historia, la naturaleza impetuosa de la sierra, alegría, Carnaval, buen yantar, los vinos de Jerez, Sanlúcar y El Puerto, flamenco y, en definitiva, vida.

La publicidad (gratuita) y el boca a boca son los pilares sobre los que se asienta este éxito. Medios de prestigio internacional y amplísima resonancia han loado las bondades del sur del sur. Y los que se animaron a conocer este rincón semidesconocido en el orbe se dejaron conquistar.

Detrás de todo esto asoma la auténtica revolución en la que nos vemos inmersos y de la que por tanto nos falta aún perspectiva para medir sus repercusiones: la transformación digital. La explosión del fenómeno Cádiz tiene su mecha en las redes sociales. Antes, un periodista americano podía reproducir un amplio artículo en The New York Times, y un reportero británico cumplir con una magnífica crónica en The Guardian. Pero se quedaban ahí, en su parcela, y sólo unos ‘pocos’ accedían a esa información. Ahora, una pieza, un comentario, una fotografía, un pequeño vídeo puede cruzar el planeta en cuestión de segundos. ¡Qué diría Elcano si levantara la cabeza cinco siglos después!

En cuestión, que el campo de batalla para ganar adeptos ha cambiado. Ni siquiera la televisión alcanza tamaña influencia. Se quedó atrás. Cádiz ha de moverse, y ya lo hace, para que su buen nombre se cimente sobre proyectos sólidos y se perpetúe con realidades palpables y objetivas. Ha de manejarse con destreza en cada esquina del universo virtual y en los recónditos rincones a media luz de una pequeña taberna. En lo etéreo de la red y lo material de la calle. Para que cuando aparezca esa chispa de suerte, ese reportaje en The Washington Post o esa columna en el rotativo berlinés, el trabajo ya esté hecho. Pues incluso detrás de ese retrato esbozado con el pincel extranjero hay mucho esfuerzo silencioso de anónimos gaditanos.

Cádiz está de moda, y las modas son pasajeras. Pero hay que convencer, y convencerse, de que estos nuevos amigos han llegado para quedarse.

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