OPINIÓN
Algarabía naranja
La fiesta nacional de los Países Bajos pinta de naranja su encantadora capital, Amsterdam
Allá en el Mar del Norte tiene lugar una de esas fiestas populares que generan especial adición tanto entre lugareños, como visitantes, al modo de los carnavales de Cádiz, o los sanfermines navarros. Es la fiesta nacional de los Países Bajos que pinta de ... naranja su encantadora capital Ámsterdam , amable tejido de: canales, bicicletas, gabarras, tranvías, tulipanes, casas flotantes, primorosas arquitecturas, puentes de piedra, verdes praderas y exquisitos museos.
Ámsterdam llegó a ser el mayor puerto de comercio de Europa tras la proclamación de la república holandesa. En su opúsculo “Qué es la República” (Biblioteca de Divulgación Política, Editorial La Gaya Ciencia, Barcelona 1976), González Casanova dedica un capítulo a la república catalana y la holandesa, que en 1640 comparten con la revolución inglesa de Cromwell la ruptura del pacto medieval entre el rey y sus súbditos, si bien la rebelión del clérigo catalán Pau Clarís se coloca bajo la protección de Francia, mientras que la república holandesa constituye una de las primeras afirmaciones de autodeterminación nacional frente al imperio de los Austria, la cual usa su poderío naval para generar una potencia marítima cuyo alcance colonial y comercial se expandió por todo el planeta. Su declive en el siglo XIX conduce a la creación del Reino de los Países Bajos que convierte al estado en monarquía parlamentaria, una de las que el propio González Casanova en el texto citado denomina "repúblicas coronadas".
La fiesta naranja, en su momento Día de la Princesa, se celebró por primera vez el 31 de agosto de 1885 con motivo del quinto cumpleaños de Guillermina de Orange-Nassau (1880-1962) que fue reina de los Países Bajos desde su mayoría de edad hasta 1948, cuando tras abdicar retomó el título de princesa; posteriormente la fiesta se ha celebrado el 30 de abril, en honor a las reinas Juliana y Beatriz, ahora se celebra el 27 de abril cumpleaños del actual rey. Ese día el gentío llena las calles de la ciudad antigua, con ropas, complementos y adornos de color naranja; cantando, bailando y bebiendo.
Grupos corales sobre embarcaciones recorren los canales, entonando canciones populares holandesas. Quizás lo más característico es el mercadillo informal y espontáneo que colmata la ciudad , no se trata de un “fleat market” (mercado de las pulgas) al uso, la gente coloca junto a sus casas puestecillos con objetos diversos que venden a un precio simbólico. Así se puede adquirir una pieza art-decó por un euro, o un libro bellamente encuadernado en piel por semejante cantidad, pues no se trata de hacer negocio, sino de divertirse, juego sarcástico que alude al espíritu comercial del pueblo holandés. Los ingleses se burlan de los holandeses diciendo que son escoceses expulsados de Escocia por tacaños.
Quien acuda a la fiesta no debe desaprovechar el viaje para dar un paseo por sus pinacotecas que se encuentran muy próximas entre sí. El coqueto museo dedicado a Van Gogh , el Stedelijk con su selección de piezas modernas desde los orígenes de la abstracción hasta la pintura socialmente comprometida, el Modern Contemporary con atractivas muestras temporales. Imprescindible el Rijskmuseum , remodelado según proyecto de los arquitectos españoles Antonio Ortiz y Antonio Cruz ; en éste precisamente ahora va a ser restaurada frente al público la gran obra de Rembrandt conocida como “La Ronda de Noche”, una delicada operación que podrá seguirse en directo a través de la página web del museo. Esta plaza de los museos en Ámsterdam contiene una densidad de auténtica belleza muy emocionante.