OPINIÓN
El alcalde debe serlo y parecerlo
La noticia de la petición de De la Encina de quedar liberado para centrarse en la campaña culmina un mandato marcado por la inestabilidad
Las crónicas cuentan que la mujer de César, Pompeya, fue repudiada por el general romano porque, pese a no confirmarse que había cometido una falta, «la mujer del César no solo debe serlo, sino también parecerlo». Pese a que la frase está mal traducida y ... que la anécdota se atribuye a otros personajes, resume a la perfección cómo se entendía la política en el mundo clásico. Estar fuera de duda y exhibir la honestidad como valor máximo eran la prioridad en Roma. Los valores se han invertido hasta el extremo de que en la actualidad se ha pasado al ‘sostenella y no enmendalla’, como ha quedado demostrado en el caso de David de la Encina, en El Puerto. Su continuidad como alcalde después de quedar demostrado que pidió cobrar de una entidad autonómica sin ir a trabajar hace saltar por los aires el compromiso con la cosa pública que se le exige a un representante político.
Regalo de nóminas por centrarse en su campaña electoral. Lo que no consiguió en las urnas se logró en los pasillos del Ayuntamiento y, pese a no ser la lista más votada (ya que el popular Alfonso Candón obtuvo más votos ), De la Encina se hizo con un sillón de alcalde sustentado en un frágil pacto con Izquierda Unida (que apoyó los seis concejales del PSOE con sus tres ediles) y Levantemos (que le aportó cuatro). La situación se volvió ya difícilmente sostenible cuando Levantemos, en un ejercicio de coherencia, le retiró su apoyo tras la aprobación del proyecto en Pozos Dulces, que la formación (cercana a Podemos) había rechazado. De nuevo, ‘sostenella’, De la Encina quedó al frente de un Ayuntamiento en el que tenía nueve ediles de los 25 que conformaban el arco plenario. Tuvo que contar este verano con el apoyo de los populares para poder sacar adelante unos necesarios presupuestos para la ciudad. La oposición, sostuvo al alcalde.
El Puerto no se merece que planeé sobre la ciudad la sombra de la sospecha. La cercanía de las elecciones municipales no pueden ser una excusa para pasar por alto el comportamiento de un representante público que, solicitando cosas que ni son buenas ni lo parecen, quiso jugar con ventaja en la carrera de la política.