El Apunte
El alcalde atrapado
José María González queda comprometido por el discurso de su partido, perdido como nunca
Los gaditanos han percibido durante las últimas 48 horas una especie de levantera política, un leve huracán que se ha llevado por delante la ya escasa credibilidad de los representantes locales, regionales y nacionales de Podemos, ahogados tanto en el fondo de sus propuestas como en las maneras de exponerlas. Las caras nuevas que trajeron algo de frescura al Salón de Plenos, un paisaje más informal, más callejero y, sobre todo, un lenguaje más popular han terminado ahogadas en contradiccioones y temores. El desafío ilegal del secesionismo catalán ha bastado para quitar la careta a los que no tienen más propuesta electoral que el revanchismo y el odio al PP. Cuando se trata de defender a todos los demócratas españoles, sin distinciones, los dirigentes de Podemos (en Cádiz, en Madrid o donde sea) no tienen más que dudas, ambigüedades y complicidades. El sector del partido al que pertenece el alcalde gaditano, Anticapitalistas, reconoce la ridícula república catalana.
Unas jornadas antes, José María González filtró a los medios una conversación en la que se autodefinía como martir que rechazaba una visita de Pablo Iglesias a Cádiz para debatir la cuestión catalana. Tanto miedo le da el papelón que hace su lider nacional que difundió su rechazo a ejercer de anfitrión, que presumió de rechazar su visita y sus propuestas. Así están las cosas en el partido que gobierna Cádiz, completamente partidas.Si cuando había algo de sintonía y beneficio ante la duda se mostraron incapaces de culminar la mínima gestión, aterra pensar lo poco que pueden ser capaces de hacer ahora. Se trata del fin de esa música celestial que muchos querían oír y que no desafinaba porque estaba escrita en el pentagrama de la esperanza y la ilusión. Cuando llegó la hora de interpretarla, resultó que no había manera, que sonaba fatal. Son acordes imposibles de cumplir, especialmente cuando el director carece de batuta.
El alcalde de Cádiz siempre dibujó una ciudad pobre, perdida y hundida en mitad de un mar de parados, con niños famélicos y padres desesperados, donde miles de familias no llegan a final de mes. En esta misma línea y a tenor de las proclamas anunciadas en los últimos dos años por los representantes de Podemos cabe preguntarse ahora si el nuevo alcalde gobernará para todos esos gaditanos frente a los compañeros que pretenden suspender la solidaridad interterritorial.