EL APUNTE
Ahorros que salen caros
La estrategia de la Junta de regatear a los médicos ha llevado al SAS a los tribunales
Una cadena es tan fuerte como lo es el más débil de sus eslabones y la administración no iba a ser una excepción en esta máxima. La sanidad tiene una ministra, una consejera autonómica, un delegado territorial, máquinas de tomografías axiales computerizadas y medicamentos inmunodepresores de carísima factura... pero sobre quien recae la responsabilidad primera de velar por el estado de salud del ciudadano son los médicos de atención primaria. Y son ellos los más maltratados del sistema, los marginados o, como indicó en estas páginas un vocal del Colegio del Médicos de Cádiz, «los hermanos tontos de esta familia».
Cuando llegó la crisis, los más castigados volvieron a ser los médicos gaditanos, como el resto de compañeros andaluces, que atienden en la trinchera de la consulta, donde en diez minutos se debe dilucidar qué mal aqueja a un ciudadano que no dará tregua a la hora de quejarse. La administración decidió que, a la hora de ajustarse el cinturón, estos profesionales le hicieran un agujero más a su correa y asumiera los pacientes de sus compañeros sabedores de que un profesional no puede negarse a tratar a un enfermo. Y les escatimó el complemento salarial que les correspondía.
Los médicos se han visto en la desagradable tesitura de tener que pasar por el juzgado para reclamar que se les compensara por ese esfuerzo extra y la justicia ha empezado a darles la razón. Hoy este periódico publica que el SASdeberá indemnizar a un médico de un ambulatorio del distrito Bahía-La Janda con 16.000 euros por asumir esta carga de trabajo durante dos años. Finalmente, el ahorro le sale caro a la Junta.
No es un caso aislado. Los sindicatos y el propio Colegio de Médicos de Cádiz (que siempre se ha caracterizado por buscar consensos más que enfrentamientos) inciden que hay centenares de casos similares y que esto es la punta del iceberg de la situación de saturación y falta de atención que se presta a la atención primaria en una Andalucía que, de cara al exterior, saca pecho con la calidad de su sistema sanitario.
Al igual que un edificio se mantiene por la solidez de sus cimientos, la sanidad (como la educación o la justicia) no puede hacer aguas en sus primeros estadios y, sobre todo, no se puede poner contra las cuerdas al profesional que quiere dar el mejor servicio al ciudadano.