OPINIÓN
Agresiones en el Pleno
La crispación que algunos fomentaron en los últimos años del mandato del Partido Popular se ha ido enraizando en la sociedad
«De aquellos polvos vienen estos lodos». Lo sucedido en el ultimo de Pleno del Ayuntamiento en el turno de participación ciudadana parece sacado de un plató de Telecinco más que de un acto tan serio como debe de ser la reunión de los concejales ... para debatir los problemas de la ciudad. El hecho de que una de las personas que allí se encontraba se abalanzara sobre otra tirándole de los pelos y teniendo que ser desalojada por los agentes de la Policía Local, que se dedican a custodiar el edificio, roza el esperpento en el que está ciudad se ha instalado últimamente. La crispación que algunos fomentaron en los últimos años del mandato del Partido Popular se ha ido enraizando en la sociedad, o en algún estamentos de la misma, dando lugar a que, por parte de cierto sector de nuestra ciudad, se entienda que para conseguir algo se tenga que montar un escándalo públicamente.
Algunos son como esos niños malcriados que montan la pataleta en mitad de la calle cuando los padres no le dan un capricho para que la vergüenza embargue a sus progenitores y se lo compren. Pues bien, hace unos años, algunos entendieron que para desbancar a Teofila Martinez había que lanzar al pueblo contra ella y sus concejales en el Pleno. A ese juego sucio se prestaron ciertos personajes que con más descaro que vergüenza hicieron como suyo las consignas que otros lanzaban, convirtiéndose en meros títeres de los que los utilizaban como arietes para no mancharse ellos las manos. En la actualidad, esos mismo, que iban a reventar los plenos, han visto que sus gritos dieron cierto resultado por lo que han pensado que por qué no seguirlo utilizando aun cuando ya el ayuntamiento sea de otro color. Y en eso es en lo que nos encontramos.
En la actualidad se sigue utilizando el Salón de Plenos del Ayuntamiento como una plazoleta en la que todo vale, desde el grito insultante a la pancarta calumniosa, pasando por las agresiones. La diferencia es que aquellos que dieron rienda suelta a que se reventaran los plenos están tomando ahora de su propia medicina y eso ya no gusta. No gusta que se eche en cara que no se recibe a los ciudadanos, no gusta que desde las sillas se requiera a resolver los problemas que según ellos mismos hace unos años se podía resolver en un rato. En definitiva, no gusta que a uno le recuerden que lo que se prometió cumplir hace tres años a fecha de hoy ha quedado en el tintero, en promesas sin cumplir sumándose a nuevas promesas electorales para ser reelegidos.
El Pleno no puede, ni debe, ser un «patio de vecinos», como se suele decir, en el que los problemas ser resuelvan a gritos o llegando a las manos. Es cierto que todos los ciudadanos tenemos el derecho a ser escuchados por nuestro representantes políticos, debemos de tener el derecho a que se atiendan nuestras peticiones pero eso no nos da derecho a que podamos tomarnos la justicia por nuestra mano o que algunos se jacten de ir al Pleno a formarla o tengan «amenazados» a los concejales de que si no hacen lo que quieren o le dan lo que quieren irán allí a formarla. O le ponemos freno por parte de todos a esta situación o corremos el riesgo a que lo que ocurrió el pasado viernes sea la tónica común en el Ayuntamiento.
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