Vengo a hablar de mis balas
Pablo Iglesias se marcó un ‘Francisco Umbral’ en el programa de la SER de Ángeles Barceló
La semana pasada, Pablo Iglesias se marcó un ‘Francisco Umbral’ en el programa de la SER de Ángeles Barceló. «Vengo a hablar de mis balas» fue lo único de que le falto gritar en el debate, entre el choteo de la Olona (Vox) y el ... compungimiento del resto de partidos de la izquierda. ¿El problema sabes cuál es, Pablo? Que ya casi nadie te cree. Solo predicas para aquellos ciegos de tu república en la que tú sigues siendo el tuerto, pero que cada día son menos.
Que conste que yo condeno cualquier tipo de violencia contra los representantes públicos y contra la gente en general. Me da igual que sea un concejal del PSOE al que amenacen para tener que ir con escolta y que no le pase nada como un Rey al que le deseen la guillotina, pasando por un presidente del Gobierno al que le den un puñetazo en plena calle. Lo que ocurre, es que esto no se lo traga nadie que tenga un mínimo de raciocinio, que quizás sea pedirle mucho a algunos de tus seguidores.
Esta nueva pantomima creada por ti y por la mente pensante del PSOE, el titiritero de Iván Redondo, es que huele a montaje a kilómetros ¿De verdad nos queréis hacer creer que unas balas van a pasar el detector de Correos y el de los ministerios? Ni que fueran competencia de Ábalos, que dejó pasar las maletas de Delsy por el aeropuerto de Madrid. Esto que nos pretendes colar es muy viejo, querido Pablo. Esto, o algo parecido a esto, ya nos lo ‘coló’ el difunto de Rubalcaba durante unas elecciones generales y el atentado de Madrid del 11M. Aquella vez sí que funcionó, miles de personas manejadas por unos SMS de dudosa procedencia se echaron a la calle durante la jornada de reflexión alentados por dirigentes socialista y rodearon las sedes del Partido Popular durante la jornada de votación, pero eran otros tiempos, Pablo.
Hoy en día, nadie te cree porque eres el ser más cínico, más ruin, más despreciable que pulula por el mundo de la política. La gente ya te va viendo las cartas y se está despejando tu juego. Como un mal tahúr del Mississippi siempre juegas a lo mismo, a la confrontación, a calentar el ambiente con tus consignas populistas y tus mensajes de doble vara. Pides normalizar el insulto en la política pero te quejas de que te llamen «chepa», «rata» o «coletas». Justificas las agresiones a políticos de VOX en sus mítines pero te echas a llorar cuando te escriben una pintada en una carretera a kilómetros de donde estás veraneado. Mandíbula de cristal es lo que demuestras tener con esas pataletas de niño chico.
Llegaste a la política como un soplo de aire nuevo para muchísimas personas de izquierda a la que le has defraudado con tu doble rasero. «Haz lo que yo diga pero no lo que yo haga» parece que es tu lema de vida. Pregonas un sociedad del proletariado, una lucha de clase, un «justicia obrera»mientras te escondes en tu casoplón de Galapagar, te mueves en coches oficiales con escolta, multiplicas tu cuenta en el banco y te codeas junto a tu mujer con la casta a la que tanto despreciábais ¿Y ahora vienes con esto?
Lo siento, pero ya tus mentiras no se las tragan en los barrios de los cinturones obreros de las ciudades, allí donde te gusta gritar tus consignas aprendidas en la más oscura republica bolivariana.