El uniforme del taxista

No deja de resultar curioso que la razón por la que pretendan imponer esta uniformidad sea para dar buena impresión a los que usan estos servicios públicos

Leyendo la prensa me topo con la noticia de que el Ayuntamiento pretende que los taxistas vayan uniformados con pantalones oscuros y camisa blanca y la verdad, que como poco, me ha salido una carcajada en voz alta. Es curioso que dos partidos, como son ... Podemos o al que pertenezca ahora el alcalde y sus concejales e Izquierda Unida, soliciten una uniformidad de forma tan precisa a estos trabajadores, la cual raya hasta lo clasista. Por cierto, trabajadores que en su inmensa mayoría son autónomos y que, por lo tanto, tendrían que hacer frente ellos de sus bolsillos el coste de dicho «uniforme».

No hay que olvidar que, gracias a Dios, hoy en día la profesión de taxista ya está abierta a las mujeres. Por lo tanto, estas tendrían que llevar también esa equipación y, quizás, esto sea tomado por muchas como una imposición del heteropatriarcado más rancio que habita en nuestras instituciones a la hora de imponer un uniforme. O tal vez no, ya que la medida está tomada por los que venían a acabar con la casta pero que ahora quieren uniformar a todos aunque esos estén fuera de su órbita de poder. No deja de resultar curioso que la razón por la que pretendan imponer esta uniformidad sea para dar buena impresión a los que usan estos servicios públicos. Sin embargo, no les importa la mala imagen que día tras día está dando la ciudad. Una ciudad cada vez más sucia, más descuidada, más dejada de la mano de Dios. Solo hay que darse una vuelta para ver como los jardines están descuidados, como hay contenedores de basura hasta arriba sin que nadie se preocupe por recogerlos, como hay zonas por donde hace tiempo no pasa el agua o, si ha pasado, ha sido sin productos de limpiezas… en definitiva, como la ciudad se cae en pedazos sin que les importa lo más mínimo.

Por otro lado, la verdad es que cada vez que cojo un taxi nunca me fijo en la vestimenta del profesional que me lleva, eso quiere decir que no me llama la atención que vaya mal vestido. Cada uno ira vestido dentro de sus posibilidades o de sus gustos pero en ningún caso me he encontrado a ninguno que fuera mal vestido. Lo que no deja de ser paradójico, ya que en más de una ocasión me ha llamado la atención como algunos miembros del equipo de gobierno han ido a algún acto oficial, como la despedida de Elcano en el muelle, o han recibido a altos mandatarios internacionales o nacionales vestidos como los que van un domingo al Carranza a ver al Cádiz o a tomarse unas «birras» con los «colegas» en el «chiringuito» afín.

Quizás, en vez de perder el tiempo en imponer uniformidades que no tienen ningún beneficio, lo que debería de hacer el Ayuntamiento es facilitarles el trabajo a estos profesionales del transporte. Garantizarles los espacios suficientes para poder llevar a cabo sus servicios y no ponerles cada vez más trabas a la hora de circular por nuestras calles. O en facilitarle el acceso a cursos de idiomas o de formación si lo que se pretende es que el turista, ese ser demonizado por la extrema izquierda, se lleve una buena impresión de los servicios que ofrece nuestra ciudad.

Después de esto, ¿lo siguiente qué será? ¿Ponerles uniformes a los vendedores de pirulis en las procesiones? En fin, como no habrá cosas más urgentes en la ciudad…

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