El silencio de los copleros

Lo que no consiguió el franquismo con su represión lo ha conseguido esta pandemia

En estos días ya deberían de estar resonando entre los muros de nuestro coliseo teatral las primeras coplas del concurso de carnaval. Los alrededores del templo de los ladrillitos “coloraos” ya deberían de estar iluminado con las luces que anuncian el preludio de una de ... las fiestas grandes de la ciudad. El Gran Teatro Falla ya se debería de haber convertido en el epicentro de una ciudad que en estas fechas siempre ha latido al son del tres por cuatro, pintándose dos coloretes en el alma y olvidándose de los problemas aunque sea por unos días.

Sin embargo, este año no va a poder ser. El Falla se encuentra en silencio y a oscuras, el coronavirus ha acallado el ingenio en forma de coplas. Lo que no consiguió el franquismo con su represión lo ha conseguido esta pandemia. Este año no se escucha por el escenario la voz de Eduardo Bable dándole paso a la siguiente agrupación, ni resuenan por sus alrededores los pasacalles de las agrupaciones que dirigen sus pasos hacia el Olimpo carnavalero, con el fin de ser tocado por la corona de laureles del Dios Momo.

El concurso se quedará en barbecho durante este año. Cosa que, por otro lado, puede ser favorable visto lo visto en los últimos años. En muchos autores, que otros años se les esperaba con anhelo, se estaba viendo un agotamiento de ideas, de repertorios, en definitiva, de ingenio, que es lo que debe de primar en este concurso. Por mucho que se adorne las agrupaciones con forillos llamativos, tipos espectaculares y puestas en escenas impecables, el concurso es de coplas. Esas mismas en las que los autores deben de volcar toda su “magia” para hacernos reír, denunciar los problemas sociales y, en definitiva, para que esas coplas pasen al museo intangible del que Martínez Ares habló en una de sus comparsas.

Este año en blanco lo que si le dará un respiro a esos que utilizan sus agrupaciones como meros mítines de izquierda, en los que más qué hablar de la realidad social y criticar al político de turno que lo haga mal se dirigen solamente a poner a caer de un burro a los que se sientan del centro hacia la derecha. Este año sin concurso les da la excusa perfecta a esos para no tener que hablar de un Presidente del Gobierno de izquierda que se permite el lujo de castigar más a los trabajadores en un año de especialmente duro para muchos. No tendrán que hablar de una ministra de Igualdad de Podemos que se dedica a enchufar a dedo a sus asesores. De un gobierno social-comunista que permite la subida de un 27 por ciento la luz en el momento de más frio. Un alcalde desaparecido durante la crisis del coronavirus o dado de baja cuando más lo necesita su ciudad. O del incumplimiento de la promesa electoral, por su parte, de presentarse a más de dos mandatos. También se salvarán de cantarle al estado de la ciudad, tan deplorable últimamente. Tampoco le tendrán que cantar a todos eso que iban a traer por el segundo puente y que siguen esperando, cinco años después, a que cumplan sus promesas los de la izquierda…

Como cantara “El Brujo” en el 95 que pena que “tantos poetas que tienes y ninguno se revela…”, esperemos que la parada forzosa le sirva a más de uno para aclarar las ideas y volver con más valentía crítica.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios