Si oviesse buen señor
Hoy en día, podríamos decir lo mismo de los españoles, ¡qué buenos gobernados si tuviésemos un buen Gobierno!
Dios, qué buen vasallo! ¡Si oviesse buen Señor!» Así comienza el vigésimo verso de ‘El Cantar del Mío Cid ’. Qué buen vasallo hubiera sido el Mío Cid si hubiese tenido a un buen Señor al que servir en aquella época. Hoy en día, ... podríamos decir lo mismo de los españoles, ¡qué buenos gobernados si tuviésemos un buen Gobierno! Y es que por días que pasan nos vamos enterando de cosas que nos hacen pensar que los gobernantes que tenemos en el Gobierno central nos están tomando el pelo. Y, nunca mejor dicho, nos están engañando como a chinos, que diría la expresión popular.
Por día que transcurre, la paciencia de muchos españoles se va consumiendo al ver al presidente utilizar esta pandemia, que nos está asolando, para dar pequeños mítines cada vez que sale en televisión, aprovechando el horario de máxima difusión. Comparecencias ante los españoles en los que se limita a hablar de la bajada del consumo del queroseno, del aumento del consumo de datos en nuestro país o de la red de fibra que tenemos. Cosas baladíes ante el sufrimiento de muchos españoles que se ven afectados por el virus y el miedo de los que nos encontramos confinados sin saber qué va a ocurrir.
Desesperación que nos invade cada vez que Fernando Simón sale a dar la rueda de prensa diaria y lo único que nos dice es que el pico de la pandemia está próximo, pero cada día vemos cómo aumenta el número de muertos y contagiados en todo el país sin que se nos dé un remedio a ello. Enfado en el que nos sumimos al ver cómo el Ministro de Sanidad no tiene respuestas a las preguntas que se le hacen, por parte de la prensa, sobre posibles medicamentos usados en otros países o en los protocolos para actuar ante posibles contagios. Y es que ése es el problema de poner a un filósofo frente a un Ministerio como es el de Sanidad, que nos podrá dar la visión filosófica de lo que significa una pandemia para la sociedad pero nunca sabrá de qué está hablando técnicamente, solamente se limitará a repetir como una cacatúa lo que le digan sus subordinados.
Enojo el que nos entra cuando vemos cómo los que hablan desde el Gobierno de la sanidad pública y de que otros pretenden privatizar la sanidad en España, lo primero que hacen al tener el menor síntoma es acudir a un hospital privado.
Y nos dicen ahora que no es momento de recriminar lo que hacen, de pedir explicaciones, sino de unir esfuerzos. Los mismo que hace unos años, en la crisis del ébola, sin tener España ningún muerto, salvo el misionero que se trajo y un perro, salieron a la calle y aprovecharon la ocasión para pedir la dimisión de Rajoy. Nos dicen que ahora no es el momento porque saben que el español tiene la memoria muy frágil, salvo para la histórica y dependiendo de qué bando, y cuando esto acabe nadie se acordará de todos los engaños. Porque saben que alentaron desde el mismo Gobierno a acudir a manifestaciones aun a sabiendas que el virus estaba ya entre nosotros y que no estaba controlado y eso no se puede justificar.
Los españoles, tanto los que estamos confinados como los que se están jugando la vida en estos días, seguimos siendo, como Rodrigo Díaz de Vivar, magnificos gobernados a la espera de tener gobernantes a nuestro mismo nivel.
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