Los repertorios repetitivos del COAC
Se echa de menos una mayor frescura, una originalidad en los autores a la hora de buscar temas para sus coplas
En la columna de la semana pasada terminaba diciendo que el carnaval antiguo había muerto y sigo pensando que eso es así. El problema es que, a raíz de esa muerte del estilo de coplas con las que muchos hemos crecido, el Concurso ... de agrupaciones de Carnaval se ha convertido en algo que sobrepasa el aburrimiento. Salvo contadas excepciones, las agrupaciones se limitan a traer los mismos temas en sus repertorios. Las letras de las mismas siempre versan sobre asuntos más que manidos y cantados una y otra vez en las tablas del Falla.
Se echa de menos una mayor frescura, una originalidad en los autores a la hora de buscar temas para sus coplas. Pasodobles a lo contento que están cantándole a Cádiz en el Falla, tangos sobre la defensa de las mujeres para acto seguido cantar un cumple a su vecino «el amanerado», más pasodobles sobre lo bonito que es Cádiz, otro tango sobre el «trifachito» y cuplés al «satisfayer», a la parienta o al carril bici… junto con cuarenta cameos que no vienen a cuento para tapar las deficiencias del repertorio. Estos temas engrosar el noventa por ciento de los repertorios de las agrupaciones que noche tras noche se suben a las tablas del Gran Teatro Falla.
Es por eso, que cuando viene una agrupación que trae algún tema de más, que no sea de los típicos tópicos carnavaleros, parece que nos llueva maná del cielo, alimentándonos unas falsas esperanzas para seguir caminando por un desierto de coplas que por día que pasa se hace más una tortura. Esto ocurre con agrupaciones, como en su día fueron la del Bizcocho, la de «Los Daddy Cadi» y otras, que fueron un soplo de aire nuevo en nuestro carnaval pero que, con el paso del tiempo, han ido cayendo en los mismos errores que las agrupaciones «consagradas» y que se han tornado en nuevas agrupaciones del montón, con sus seguidores-forofos, que los defenderán traigan lo que traigan pero que en la realidad, como muchas de las que vienen, no aportan nada nuevo a la historia de un concurso. Historia, que año tras año, se vuelve más tediosa y con menos lineas escritas para la posteridad por concursos que pasan.
La realidad es que no sé si este mal que está sufriendo nuestro concurso se debe a una falta de originalidad en los autores o a una desidia de los mismos a la hora de componer un repertorio de entretenga a los aficionados. Y entiendo que no puede ser debido a la premura a la hora de escribir las letras, ya que por lo que dicen, la mayoría de ellos en septiembre se ponen manos a la obra. Estoy convencido que si comparecemos los libretos de las agrupaciones en tres cuartas partes los temas que se tratan en sus coplas son los mismos.
Esta falta de originalidad, junto con el mal del que escribí la semana pasada, da lugar a que como ocurriera el lunes cuando cantó el coro de Julio Pardo, al cantar una letra a los escándalos del PSOE cuando estaba en la Junta de Andalucía, algunos «iluminados» que habitan entre el público le recriminaran a la agrupación dicha letra y que le cantaran también otra al actual gobierno de la Junta.
El problema, ya no es solo que algunos vengan para echar el rato, sino que muchas de las que se esperamos año tras año nos machacan con temas repetitivos y manidos haciendo un concurso tedioso en tiempo y en contenido.