La presunción de culpabilidad

Sólo les ha servido la palabra del ofendido y eso es suficiente

La izquierda radical de este país, tan ávida siempre de un tema con el que crear polémica y ... arengar a sus ultras ya ha enjuiciado y condenado a Juan Cala, todo ello sin tener la más mínima prueba en su contra. Sólo les ha servido la palabra del ofendido y eso es suficiente. ¡Ay, si en los juzgados los jueces se basaran únicamente en la palabra del denunciante! La de sentencias injustas que se dictarían al cabo del día. La presunción de inocencia para estos representantes públicos no tiene ninguna validez. Todo es como ellos dicen, sin derecho a la defensa por parte del denunciado, sin pruebas que avalen la denuncia. Para ellos, más que la presunción de inocencia, lo que existe en su mundo es la presunción de culpabilidad. Todos somos culpables de algo en este país, salvo ellos que siempre es un error o un descuido.

¿Se imaginan si Podemos y sus formaciones llegaran a controlar o manejar el Poder Judicial de este país? Pues sería el debacle del principio constitucional de que cualquiera antes de que salga una sentencia condenatoria es inocente, que la acusación debe de demostrar los hechos delictivos y que no es el acusado el que tiene que demostrar su inocencia, porque ésta es siempre la que prevalece hasta que no se destruya con las pruebas y los medios adecuados.

La extrema izquierda siempre tan atenta a crear polémicas con el único fin de desviar atenciones a posibles escándalos que les afecte, para aprovechar la ocasión y adoctrinar a aquellos que no ven más allá de lo que sus amantísimos lideres vociferan en los 280 caracteres que les permite Twitter, sin respetar los principios fundamentales de nuestra Constitución, como es el caso de la presunción de inocencia.

Especialmente curioso resulta el caso de Kichi y parte de su equipo de Gobierno empeñados en manchar la imagen del Cádiz CF a través de sus acusaciones al jugador. No seré yo el que diga si es verdad o no que el cadista insultó al defensa valencianista, lo que está claro es que tendrá que haber alguna prueba que corrobore lo que dice el ofendido. En caso de que no exista tal prueba, sintiéndolo mucho por aquellos que ya han dictado sentencia, el jugador del Cádiz no puede ser sancionado por esos insultos.

Lo que sí tengo cada día más claro es que este país está tomando una deriva muy peligrosa a la hora de enjuiciar a las personas públicamente. Si se está haciendo con Antonio David, el ex de la que habla a cambio de dinero, o ahora con este jugador a través de los medios de comunicación o de las redes sociales la pregunta es ¿a quién le tocara mañana? ¿A usted, a mí? La verdad es que vamos dando pasitos ‘patrás’ en el tema de la Justicia. No es un tema para mirar hacia otro lado. Se está cambiando a los jueces y los juzgados por políticos, medios de comunicación o presentadores con afán de protagonismo y por platós de televisión o redes sociales desde los que acusar, enjuiciar y condenar al que toque sin posibilidad de defensa o a que se le escuche como mínimo.

Como si no tuviéramos suficiente con el paro, la pandemia, la economía en horas bajas como para enfrentarnos ahora a juicios populares.

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