El peor virus: el hombre
Estamos en una nueva etapa de una normalidad que no llega al mínimo esperado en el comportamiento de muchas personas
Estamos en una nueva etapa de una normalidad que no llega al mínimo esperado en el comportamiento de muchas personas. Una normalidad en la que muchos se han olvidado de los muertos que hemos sufrido por culpa del dichoso virus. Esos que, no solo olvidan ... ponerse las mascarillas, sino que no dudan en reunirse en playas, plazas o locales, como si no hubiera pasado nada, haciendo caso omiso a las recomendaciones para evitar que la enfermedad se propague de nuevo.
Creímos que habíamos vencido al virus y solo hemos sido capaz de hacerle tomar aliento para que nos vuelva a golpear por culpa de muchos que, en vez de volver a la nueva normalidad, nos han sumido en esa vergonzosa nueva normalidad peligrosa, en un estado por debajo de lo que debería de ser la normalidad tras la pandemia sufrida, en la que se encuentran como en su propia casa. Esos mismos que llevan las mascarillas en los codos, en las papadas o en sitios donde el virus nunca atacará pero que estos integrantes de la nueva normalidad de bajo coeficiente son incapaces de comprender.
Cuando volvamos a la antigua y conocida normalidad de tener a amigos y conciudadanos muriendo en los hospitales, de tener que estar confinados en casa, de salir a los balcones a aplaudir a las ocho, a poner de moda nuevamente al Dúo Dinámico será entonces cuando muchos de los que nos han hecho retroceder se preguntaran que qué es lo que ha ocurrido. Y la respuesta será bien sencilla, simplemente que personas con las actitudes anteriormente descrita no han sabido estar a la altura de lo que la nueva normalidad requería y han estado por debajo de la normalidad que la situación requería, en esa nueva sub-normalidad.
Ojo, que no estoy utilizando ningún termino peyorativo para referirme a nadie, ni usando ningún vocabulario políticamente incorrecto sino únicamente estoy utilizando el prefijo ‘sub’, que en el castellano indica «inferior o por debajo», para referirme a que nos encontramos en una normalidad que está por debajo a la que gozábamos anteriormente a la aparición del Covid-19 en nuestras vidas, por culpa de todos aquellos que creen que ya estamos salvados y que el coronavirus ha pasado a la historia negra de nuestra ciudad.
Parece que esto del virus no va con muchos, no solo aquí sino en todo el planeta, los cuales anteponen su bienestar o su inconsciencia a la salud del resto de seres humanos. Personas que se creen con el derecho de salir a pasear en masa, sin medidas de prevención, haciendo caso omiso a las recomendaciones de las autoridades sanitarias y que son el caldo de cultivo perfecto para que esta maldita enfermedad se siga extendiendo o, en su caso, reaparezca en zonas donde se estaba eliminando. Por día que pasa, cada vez creo que esto de la pandemia seguirá entre nosotros por mucho más tiempo, ya que somos nosotros mismos los que estamos abonando el terreno con nuestras actitudes para evitar que desaparezca. Luego nos quejaremos pero, en definitiva, muchas veces tenemos lo que nos merecemos. Y es que el hombre es un virus para el propio hombre.
Sé que lo que he dicho me traerá descalificaciones e insultos pero quizás sea ya momento de llamar a las cosas por su nombre y, en este caso, no me cabe duda de que la nueva normalidad no llega al limite mínimo para dejar de calificarla con el prefijo ‘sub’.