Un año más
Por regla general, los españoles no estamos acostumbrados a ponernos en nada de acuerdo, salvo en despedir el año y poco más
A pocas horas de abandonar el 2021 toca hacer balance de lo bueno y malo de este año, que diría la famosa canción de Mecano. Y es que 2021 ha sido una año tanto a nivel general, como en el mio personal, para olvidar en ... casi todos los aspectos.
«Entre gritos y pitos los españolitos, enormes, bajitos hacemos por una vez, algo a la vez». Por regla general, los españoles no estamos acostumbrados a ponernos en nada de acuerdo, salvo en despedir el año y poco más. Seguimos siendo una nación en la que el mayor peligro lo tenemos dentro de nuestras fronteras. Los independentismos sin lógica, que se aprovechan de nuestra Constitución para paralizar el sistema siguen ahí, con el máximo exponente en ese ‘catalanismo’ que sigue discriminando a los que dentro de esa comunidad autónoma tengan el más mínimo espíritu español. Ya hasta se dedican a boicotear a los alumnos que pretenden estudiar en Castellano, la lengua de la nación, con el apoyo del Gobierno central que dirige el PSOE y Podemos. Todo a cambio de un sillón en la Moncloa.
«Y aunque para las uvas hay algunos nuevos, a los que ya no están echaremos de menos». La pandemia sigue arreciando en nuestras vidas. Cuando parecía que estábamos viendo la luz al final del túnel nos ha venido el último golpe con la variante Ómicron, que nos ha llevado a empezar de cero en muchas cosas. Si bien es cierto que unos vienen y otros van, este año se nos han ido demasiados. La Covid sigue generando estragos que tardarán muchos años en olvidarse. Por desgracia, se está llevando por delante a esa generación que luchó tanto por este país, que puso la simiente de lo que hoy podemos llamar democracia, que sufrió tanto por sacarnos adelante a las generaciones que vinimos detrás, que no hemos sufrido lo que tuvieron que sufrir nuestros abuelos o padres porque no lo permitieron con su trabajo.
«Hacemos el balance de lo bueno y malo». Y en ese balance siempre tendremos que anteponer todo lo bueno que nos haya pasado por muy malos recuerdos que tengamos de este 2021 que despediremos para no volverlo a ver nunca más. Lo malo deberá de quedarse en la última campanada que dé el reloj de la Puerta del Sol y, como dice la canción, «Y a ver si espabilamos los que estamos vivos y en el año que viene nos reímos» porque son demasiadas las tristezas que este puñetero año nos ha dejado en la cuenta.
En lo personal quizás me pese más lo malo que lo bueno que me haya pasado, o será que lo malo al hacer más daño siempre deja más cicatriz que las sonrisas que provoca lo bueno, pero, en todo caso, me quedo con todas esas personas que ya había en mi vida, así como los que han entrado nuevo ella, que me han tendido la mano cada vez que lo he necesitado, que me han ayudado a levantarme cada vez que he tropezado y he caído.
«Y decimos adiós y pedimos a Dios, que en el año que viene a ver si en vez de un millón pueden ser dos». Y yo me conformo con que esos dos millones para el 2022 sean de risas, de amigos, de caricias, de besos, de noticias buenas en nuestra ciudad y en nuestro país.
Ojalá así sea para mi y para todos vosotros. Feliz Año Nuevo.