Vox ladra, luego cabalgamos
Santiago Abascal no es más que un renegado de su pensamiento político anterior
Es evidente que a los de Abascal les ha cogido por sorpresa la intervención que Pablo Casado se marcó la semana pasada en el Congreso de los Diputados. No es menos cierto que todo lo que dijo en ese discurso fue la pura verdad. ... La formación de Abascal solo quiere, al igual que la de Pablo Iglesias, dividir a los españoles. En eso se parecen más de lo que se piensan. «O están conmigo o contra mí» parece ser el lema de los verde, frente a la unión, al entendimiento, al consenso que promulgó Pablo Casado en el estrado del hemiciclo. Aquellos que tachan al Partido Popular de «derechita cobarde» se escandalizan porque se les diga «las verdades del barquero» a aquel que durante muchos años comió de la mano de los populares y, hoy en día, se atreve a morderla a la menor de cambio.
Santiago Abascal no es más que un renegado de su pensamiento político anterior. No hay nada malo en el hecho de que las personas cambien de pensamientos, evolucionen a ideas que entienden que pueden ser mejores, eso es normal en el ser humano. El problema es cuando lo hace con odio y envenenado porque de donde te fuiste no te dejaron hacer lo que te vino en ganas. «Como no me admiten pulpo pues me voy» y al irse se montó un partido en el que él fuera el que no dejase a otros hacer lo que quisieran. En este caso, vuelve a ocurrir lo que oí una vez hace tiempo: no hay nada peor que un renegado.
Tras la pantomima llevada a escena la semana pasada, consistente en una moción de censura que ya nació herida de muerte, recordemos que Vox anunció que se presentaría de candidato a alguien de solvencia o, incluso, ajeno al partido, para al final presentándose el propio Abascal, y sin contar con la suma necesaria los más patriotas entre los patriotas pretenden hacernos creer que han salido victorioso.
La moción de censura, más que contra este gobierno socialcomunista, fue planteada contra el Partido Popular y Pablo Casado. El problema es que Abascal y los suyos no se esperaban que el líder Popular, harto de recibir bofetadas de estos, se revolviera y fuera él el que, por una vez, repartiera a diestro y siniestro, dejándolos sin argumentos frente a la realidad de que son un partido que solo pretende la división entre españoles, el ver quién la tiene más grande en este país –la bandera, me refiero- y que carecen en todo momento de un programa electoral solido más allá de eliminar las autonomías, expulsar al inmigrante y el salirnos de la Unión Europea. No tenían entre las posibilidades que Casado, en un movimiento calculado al milímetro, saliera airoso del embate y se alzara con la bandera de la moderación del centro-derecha de este país.
Vox y sus dirigentes deberían centrarse, si quieren continuar existiendo en este país y no terminar siendo como Ciudadanos o Podemos, en crear un programa electoral realista y que se ajuste al panorama actual de lo que estamos viviendo. Solo de esa manera podrá ser útil a la hora de echar del Gobierno a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, tal y como lo hacen en Andalucía, siendo un partido coherente en el apoyo al PP para librarnos del yugo socialista.
Mientras que no hagan eso, y solo se dediquen a criticar al Partido Popular, Casado y los suyos lo tendrá muy claro: «Ladran, luego cabalgamos».