Un Kichi devaluado
El Kichi, con el brazo ejecutor de Martín Vila, está ataca a uno de los barrios que más vive del turismo al estar de cara a un marco incomparable de la ciudad, como es La Caleta
El 62% de los gaditanos, según la encuesta realizada por GAD3, no aprueba la gestión de José María González al frente del Ayuntamiento y, la verdad, que es que pocos me parecen.
A un año vista de las próximas municipales, los ciudadanos le pasan factura ... a esa gestión inexistente de un equipo de Gobierno que lo único que hace es cambiar nombres, eliminar placas, plazas de aparcamientos y, lo más grave, puestos de trabajo. En su continuo afán de continuar perjudicando a los hosteleros de la ciudad, ahora el gran gurú de Urbanismo ha enfilado la calle La Palma y no para comerse un ‘pescaíto’ maravilloso de los que allí ponen o un chuletón de los que critica su jefe de partido, sino para eliminar mesas de las terrazas. La conclusión no puede ser más desalentadora, mas de 100 puestos de trabajo, padres y madres de familia que con su trabajo llevan el pan a sus casas, pueden verse en estos días en lo ‘reondo’ de la calle, como se suele decir, y no para servir las mesas como era su trabajo, sino para irse a la cola del paro.
El Kichi, con el brazo ejecutor de Martín Vila, está vez ataca a uno de los barrios que más vive del turismo al estar de cara a un marco incomparable de la ciudad, como es La Caleta. Sin importarles que sea uno de los barrios más necesitados, siguen jugando a convertir a la ciudad en un cementerio de largas colas del hambre, viviendas vacías y gaditanos que se van de la ciudad sin mirar atrás para no llorar de pena.
A estas alturas, todavía habrá algunos de ellos que se asusten de la bajada de confianza de los ciudadanos hacia el otrora llamado alcalde del pueblo. Lo que no se dan cuenta es que desde que José María llegó al despacho de San Juan de Dios, le dio la espalda a la calle para abrazar un sillón de poder. «Si yo fuera algún día el alcalde de Cádiz, el que Cádiz requiere…», que verdad es que las palabras se las lleva el viento. Los que ayer te coreaban por ser ese alcalde que Cádiz, según ellos, requería son los mismos que hoy manifiestan que tú no eres ese alcalde. Quizás, solo fuiste un falso mesías, otro más de la lista de candidatos de la izquierda con palabras bonitas pero que llegado el momento no mira por el pueblo, por los trabajadores.
En este año que nos queda hasta volver a vernos las caras con las urnas, el alcalde pretenderá lavar su imagen, volver a poner los pies en la tierra, inaugurar infraestructuras, etc… El problema es que la cuota de credibilidad ante el ciudadano se está agotando, como la paciencia de éste. Poco a poco esa juventud de la que bebía en las elecciones se está agotando. Es curioso cómo casi el cincuenta por ciento de los jóvenes de la ciudad ya no aprueban la gestión de los que venían a sacarlos de la miseria.
Parece que la ‘era Kichi’ va llegando a su fin por agotamiento de las mentiras, por que ya no se puede estirar mas el chicle de un proyecto que nunca existió y que ha llevado a Cádiz a ser una ciudad en el vagón de cola del país. Una ciudad que ya solo se le conoce por el oso perjudicado de la cabalgata de Reyes, por el ridículo que nos hacen pasar unos gobernantes que no están a la altura.