Esa izquierda maleducada
Más allá de reivindicar ciertas cosas o tener ciertos principios como propios, lo que pretenden es provocar a los que no piensan como ellos
La provocación de Pablo Iglesias ante el Su Majestad el Rey con una mascarilla que se ilustraba con la cara de la imagen de la republica no es más que la provocación a la que esta izquierda maleducada nos tienen acostumbrados.
Más allá ... de reivindicar ciertas cosas o tener ciertos principios como propios, lo que pretenden es provocar a los que no piensan como ellos. Estos personajes, a los que no puedo calificar como políticos ya que para mí el político es de otro corte moral, están más preocupados en «meter el dedo en el ojo» de los que no son de su opinión que en dar soluciones a los problemas de los ciudadanos. Esto es así porque mediante esas polémicas tapan las carencias políticas, culturales y sociales que tienen. Nos basta ver como llegado el día del Pilar salen todos estos personajes de medio pelo atacando a Cristóbal Colón y a la conquista de América en muchas ocasiones con datos que se alejan de la realidad de lo que ocurrió en su día.
Saben que estos mensajes, en forma de tweets o de entradas en Facebook, son jaleados después por personas que, en muchísimas ocasiones, no tienen un criterio a la hora de valorar si lo que dice Pablo Iglesias, el Kichi, Teresa ‘Yozusmardigo’ Rodríguez... Ocurrió tal y como lo cuentan o es una tergiversación de la historia. Lo único que se pretende desde Podemos y desde ciertos sectores del PSOE es minar las instituciones de la democracia española, ya sea la Corona, el poder Judicial o el mismo Congreso con la finalidad de desestabilizar a una España que desde hace varias décadas caminaba en democracia y mirando al futuro. Hoy en día, en nuestro país, gracias a Pedro y Pablo estamos más atentos en mirar a nuestras espaldas que en ver el camino que hay que recorrer. Esto lo único a lo que nos llevará es a darnos una importante caída tanto social como económica.
La provocación, por parte de ese sector de la izquierda, es la que lleva a Iglesias a defender los escraches, salvo cuando se lo hacen a él o a su familia, o a mantener que hay que naturalizar los insultos en la vida política. Embarrar, enfangar, ensuciar el día a día de un país civilizado es su única prioridad para poder justificar luego la existencia de un partido tan anacrónico como puede ser uno de extrema izquierda, al igual que uno de extrema derecha.
Esa izquierda ha extendido sus tentáculos de provocaciones o insultos a los medios afines de periodismo, desde cabeceras periodísticas a blogs de periodistas provocadores, que les sirven de altavoces y actúan a lo que les marca la voz de su amo. En este país, los ciudadanos debemos de dejar de hacerles el juego a estos provocadores políticos, tener claro cuáles son las instituciones, nos gusten más o menos, que nos han dado estabilidad y nos sirven para vivir en un Estado de Derecho y, sobretodo, en una democracia que durante muchos años después de la transición fue admirada por muchísimos países.
Iglesias, Sánchez, Echenique y compañía no puede ganar esta guerra de las provocaciones. Somos muchos más los que queremos vivir en paz, en concordia con el que piensa distinto. Sabemos cómo debemos de actuar frente a estas provocaciones. Ya lo dice nuestro refranero: «No hay mayor desprecio que la falta de aprecio».