Los ‘hazmellorar’ de los trabajadores

Ahora, el alcalde cogerá un megáfono y gritará consignas contra la empresa y dirá que esos trabajadores son de los suyos, bajará a las manifestaciones que se hagan y abrazará a todo el mundo

Adolfo Vigo

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Ya ha quedado atrás el tema de la Navidad, de la cabalgata de los Reyes Magos y el asunto del famoso oso perjudicado. Muchos son los memes que sobre ese oso han corrido como la pólvora por todas las redes sociales y desde todos los ... puntos de la geografía española. El oso ha sido hasta motivo de burlas en el programa ‘Sálvame’, utilizándolo para provocar la risa absurda a costa de nuestra ciudad. Y, en un momento dado, la concejala que, al principio, también se apuntó a las bromas del oso, agradeciéndole el haber participado aun estando lesionado, quizo ponerse seria y manifestó que no consentía que Cádiz fuera el hazmerreír del país. Y es cierto, Cádiz no es ni debe de ser más el hazmerreír del país porque Cádiz es ya el ‘hazmellorar’ de sus propios habitantes. En concreto, me refiero a esos 70 trabajadores y a sus familias, esos que desempeñan funciones de vigilancia en los centros municipales y que han visto cómo la empresa que los tiene contratados les lleva sin abonar dos pagas, incluida la extraordinaria, y que tanta falta hacia en esas fiestas pasadas para hacer frente a los gastos de la Navidad. La cuestión es que el alcalde y su equipo de gobierno hicieron, hace dos años, oídos sordos a los propios trabajadores y a sus sindicatos. Ya en su día, éstos manifestaron al ayuntamiento que las condiciones ofrecidas en el pliego municipal no cubría los mínimos salariales ni «las condiciones mínimas necesarias para aplicar el Convenio Nacional de Seguridad Privada», según UGT. Incluso le manifestaron que la empresa adjudicataria de este servicio, ‘Mersant’, ya había tenido problemas parecidos a los ahora sufridos por estos trabajadores en otras administraciones. Todo esto al concejal de turno le entró por un oído y le salió por el otro, claro está que su sueldo no era el que estaba en juego ni el pan de su familia.

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