«Qué guapo soy y qué tipo tengo»
Y como si en España todo fuera sobre ruedas, nuestro Presidente, el magnífico e inigualable Pedro Sánchez, decide irse a conquistar las Américas
«Yo tengo un Presi, yo tengo un Presi. Yo tengo un Presi que se marcha a Nueva York. Que me dice mira, mira, que me dice qué calor, qué calor, qué calor que tengo. Qué guapo soy y qué tipo tengo…» podría haber ido ... cantando el Presi durante su viaje al Nuevo Mundo.
Y como si en España todo fuera sobre ruedas, nuestro Presidente, el magnífico e inigualable Pedro Sánchez, decide irse a conquistar las Américas. Y para allá que se va con todo su sequito y una buena factura a pasarnos a todos los españoles para cumplir su deseo, el de ser conocido más allá del charco. Pero se le olvidó un detalle al bueno del Presidente y es que cuando la máxima autoridad de un país o de un Gobierno se planta en otro país lo normal es llevar una agenda de visitas concertada con dirigentes de allí y máximas autoridades. Sin embargo, a nuestro querido Presidente en los Estados Unidos no lo ha recibido, como se suele decir, ni el «tato». Ni Biden, ni el alcalde de Nueva York, ni ninguna autoridad relevante ha hecho un hueco en su agenda para recibir al Presidente con más estilo y mejor tipo que hay en la vieja Europa, al menos eso creen él, Begoña y las ministras socialistas.
Nos cuentan desde Moncloa que el Presidente es comparado en EE UU con Superman y la verdad que uno, a estas alturas, ya no sabe si reír o si llorar o si buscar alguna piedra de kriptonita y dejarlo fuera de combate de una puñetera vez.
Y, mientras, aquí seguimos con la pandemia, con la crisis económica, con un Gobierno inoperante y con la madre que los parió... El gran Súper Sánchez se dedica a pasearse por la Quinta Avenida pavoneándose como un Cary Grant moderno, haciéndose la foto rodeado de guardaespaldas como si los que andaban alrededor de él supieran quien era ese personaje estirado que se creía un nuevo John F. Kennedy.
Para colmo, en las entrevistas que le hacen va y nos dice, con toda la jeta que se puede tener, que él es un Presidente que cumple. Y yo me digo que cumplirá con Begoña porque lo que es con los españoles, la verdad que cumple poco. No hay ni una promesa de las que haya hecho en su carrera política que haya cumplido, salvo la de enchufar a los suyos como ha ido pudiendo.
Al final, el Presidente volvió como se había ido, con las manos vacías, sin una mísera inversión americana con la que alegrar la vida de los empresarios tan necesitados de liquidez, sin explicarnos para que se ha gastado un dineral en estos momentos en un viaje inútil y dejando patente, una vez más, que ahora mismo España, la que él representa, es menos que un cero a la izquierda en el panorama mundial.
Un país que hace poco se codeaba con la elite mundial por su situación geográfica, por la capacidad de su industria, con una marca propia, ahora es repudiado por los que siempre han sido nuestros aliados debido a sus devaneos con el comunismo.
Eso sí, el ego del Presidente tuvo que regresar en otro avión diferente porque no era capaz de meterlo en el mismo que él, tan inflado por una prensa de izquierda empeñada más en aplaudirlo y vitorearlo que en decirle la realidad, que está desnudo como el Rey de aquel cuento infantil.