Un gobierno de Halloween
Sus ministros son una panda de fantasmas que solo saben salir a vociferar consignas con las que pretenden meter miedo a los ciudadanos de bien
Dentro de unos días veremos cómo nuestras calles se adornan con motivos cadavéricos y fantasmagóricos, como nuestros peques se disfrazarán una vez más, en una tradición de pocos años de vida en España, de brujas y monstruos para celebrar Halloween.
Nuevamente, habrá voces que se ... eleven para reivindicar nuestras fiestas patrias y cristianas frente a esa aberración americana de celebrar la muerte, entendiendo tal como una adoración al diablo. Habrá quien pida más Tenorio y menos «truco o trato», más castañas asadas y menos chucherías y golosinas. Pero seamos sinceros, por año que pasa cada vez es más difícil encontrar un teatro donde representen el Tenorio y las temperaturas hacen que no se apetezcan las castañas asadas…
Lo cierto es que frente a esa tradición importada y que afortunadamente sufrimos una vez al año, los españoles tenemos que soportar desde hace dos años un gobierno que cada día que pasa nos recuerda más a un Halloween permanente. A la cabeza de ese Gobierno ‘Frankestein’ tenemos a un presidente que cada día se asemeja más a un vampiro. Le gusta que lo traten como a la nobleza, le encanta chuparnos la sangre a los españoles y se cree con el poder de hipnotizarnos con sus mentiras cada vez que sale en televisión contándonos sus milongas.
Un gobierno al que le encanta desenterrar muertos para su beneficio propio, ora Franco, ora Primo de Rivera, ora Queipo de Llanos. Un gobierno que sigue utilizando a los muertos de la Guerra Civil para sacar beneficios propios sin importarles que se reabra la herida o que a causa de esto reaparezcan fantasmas del pasado que se tenían ya por encerrados.
Sus ministros son una panda de fantasmas que solo saben salir a vociferar consignas con las que pretenden meter miedo a los ciudadanos de bien. Entre estos hay brujas que siglos después siguen celebrando aquelarres de adoración a un mal entendido feminismo.
Un gobierno que pacta con asesinos con las manos manchadas de sangre como si hubiera salido de una película gore. Asesinos que, como si de Marilyn Maison se trataran, cuentas con miles de fanáticos que consideran que lo que hicieron estaba bien hecho y que las víctimas no eran más que daños colaterales en una guerra ficticia de su imaginación delirante como si de una película de clase B se tratara.
Un gobierno al que no le importa caer en las manos de unos independentistas que, como si de un vil chantaje se tratara, les ofrece un truco o trato para apoyar sus presupuestos a cambio de que se les permita seguir haciendo en España lo que les dé la gana, rompiendo la pacífica convivencia de un pueblo, como es el catalán. Un truco o trato que aceptan en Madrid a cambio de seguir al frente de un esperpento como el que nos gobierna.
Un gobierno que, lejos de buscar el bienestar de los españoles, lo único que hace es atemorizarnos a cada ley que aprueban y a cada decisión que toman en el Consejo de Ministros, que parece un manicomio con sus peleas internas entre el PSOE y Podemos.
Y frente a esto, a los españoles solo nos queda rezar, aferrarnos a que España siempre ha sido un país de tradiciones constitucionalistas y esperar que algún día nuestra Constitución vuelva a brillar entre las sombras de las tinieblas y que dentro de poco podamos decirnos unos a otros aquello de que en esta apartada orilla, más pura la luna brilla y se respira mejor…