Falta personal en nuestras hermandades

Existe un temor por la posible bajada de hermanos en las filas, lo que conllevaría en muchos casos un descenso en los ingresos directos, por los controles o papeletas de sitio, e indirectos, por la subvención del Consejo.

Una nueva Semana Santa llama a nuestras puertas. Una Semana Santa de grandes incertidumbres tras el parón de estos dos últimos años de pandemia. Este periodo en dique seco para nuestras Corporaciones no parece augurar un buen futuro a corto plazo.

Aun cuando desde las ... hermandades se nos diga que los repartos de las túnicas van a buen ritmo, no es menos cierto que de puertas para dentro existe un temor por la posible bajada de hermanos en las filas, lo que conllevaría en muchos casos un descenso en los ingresos directos, por los controles o papeletas de sitio, e indirectos, por la subvención del Consejo. Este lapsus de tiempo solo viene a agravar el problema que algunas tienen para poder formar un cortejo suficiente que dé sentido a los cultos externos de la hermandad. Es evidente que estos problemas de las Hermandades son cíclicos, pero también es cierto que estas instituciones deben de plantearse la necesidad de trabajar durante todo el año su relación con los hermanos y el atraer nuevos hermanos que vistan la túnica llegado el día de la salida procesional. Muchas veces, cuando hemos formado parte de Juntas de Gobierno, no hemos sabido conservar a los hermanos de fila y después nos hemos llevado las manos a la cabeza cuando hemos visto el número de hermanos que conformaban las filas. Sin decir nombre, me parece muy loable la labor que lleva a cabo un antiguo Hermano Mayor, que ha dado el relevo recientemente en su Hermandad, de volver a reclutar para las filas de la Hermandad a esos hermanos antiguos que por alguna razón dejaron de salir en la cofradía. Esas «manos arrugadas», que se llaman en otras localidades, son tan importantes en la corporación como los nuevos hermanos y, quizás, en esta época de crisis habría que volver la mirada hacia ellos, hacia su devoción durante años a los Titulares, para plantar un cortejo con un número más que digno en la calle.

El problema este año no solo se queda en las filas, va más allá. Algunas cuadrillas se están viendo también afectadas por este problema. Entre la jubilación de los más veteranos, la falta de entrada de sangre nueva en estos dos años de parón y el miedo a meterse debajo de un paso y poder contagiarse de Covid está pasando factura a las cuadrillas de más de una Hermandad. Es evidente que nuestro estilo de carga, sin compararlo con el de Málaga, necesita un gran número de hombres debajo de nuestros Titulares, lo que hace que a medida que pasa el tiempo y se va haciendo más patente la falta de gente joven nuestras cuadrillas se vayan viendo más perjudicadas.

Es de desear que esta próxima Semana Santa, que nos llama a la puerta, no se vea ningún espectáculo bochornoso, como alguno de los que ya se han vivido en años anteriores, de pasos sin fuerza que se las ven y se las desean para volver a su templo. Al menos para mí, es un sufrimiento ver esas situaciones porque a nadie le gusta ver eso, ni a compañeros de palo ver cómo sufren más de la cuenta debajo de un paso. Al margen de todo esto, y descontándole días al calendario, espero que todos podamos vivir una maravillosa semana de Pasión. Que disfrutemos con los cortejos y con los pasos y vivamos la Semana Santa que el Covid nos lleva privando desde hace dos años pero con todas las precauciones posibles.

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