Estado vs Patria Potestad

Lo último de que los hijos no son de los padres es un «bastinazo» que diríamos en mi ciudad

Sé de antemano, Sra. Celaá, que esta humilde columna de opinión de este humilde columnista en ningún momento tendrá la más mínima posibilidad de acabar en sus manos y que usted la pueda leer y, créame, que lo lamento. Lo lamento porque si la leyera ... quizás me pudiera contestar a una pregunta que me ronda la cabeza desde que fue portavoz del Gobierno hasta estos días. Esta no es otra que saber si de verdad usted dice las cosas al boleo o se levanta temprano para prepararse las tonterías, perdón, las pamplinas que al acabar cada Consejo de Ministro tenemos que escucharle.

Lo último de que los hijos no son de los padres es un «bastinazo» que diríamos en mi ciudad. Es cierto que los padres no tenemos una propiedad en nuestros hijos como si de un reloj o de un casoplón se trataran. No es menos cierto que el término «propiedad» no podemos entenderlo como el de un bien pero una cosa sí que es cierta, de quien no es mi hija es del Estado. Y sabe porque no lo es, pues muy sencillo Sra. Celaá, porque tanto su madre como yo tenemos sobre nuestra hija lo que se llama la patria potestad, esa por la que tantos padres y madres se pelean en los tribunales, y que viene definida como “el conjunto de derechos, atribuciones y deberes que tienen los padres sobre los hijos no emancipados”

Esto significa que mientras que mi hija no sea mayor de edad sus padres tenemos sobre ella la capacidad de decidir lo que entendemos que es mejor para ella. Esa capacidad para decidir sobre nuestros hijos como la que usted ha tenido para escoger para sus hijos un colegio concertado, religioso y con educación diferenciada sin que nadie se entrometiera.

Y es que eso de que los hijos no son de los padres y es el Estado el que tiene la capacidad de decidir por ellos la verdad que me eriza la piel. Me recuerda a pensamientos del nacionalsocialismo de Hitler, que mantenía la idea de que los padres podían pensar diferente al régimen –lo cual era después castigado- pero sus hijos le pertenecían al régimen totalitario. Y es que sabemos que es más fácil adoctrinar a los menores en edad que a los mayores con capacidad de razonar ¿verdad, Sra. Celaá? Al fin y al cabo, a ustedes les importa bien poco la educación en sí de los menores, lo que pretenden es aleccionarlos desde pequeños para que el día de mañana les sigan votando y poder continuar chupando del bote.

Es curioso que los pensadores de izquierda, más concretamente los socialistas, se les llene la boca pidiendo una educación pública, laica, de valores de igualdad pero después te los veas en la puerta de un colegio religioso, de educación concertada, alejado de los parámetros que piden, esperando para recoger a sus hijos. Y es que no es ni uno, ni dos, ni tres los que día a día vemos en las puertas de algunos colegios concertados de nuestra ciudad.

De verdad, Sra. Celaá, que me encantaría que respondiera como es capaz de aguantar la risa cuando delante de los medios de comunicación suelta esas. Entiendo que con esto quieran tapar la realidad de lo que está pasando en el país y que muchos les sigan el juego para ello pero háganos un favor a todos, denos un descanso psicológico de tantas «paridas», nuestro bienestar mental se lo agradecerá.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios