El esguince del Kichi
En Cádiz, tras cinco años de reposo institucional hay mucho por hacer
La semana pasada, nuestro alcalde faltó a una reunión que tenía concertada con la Consejera de Cultura de la Junta de Andalucía. El motivo de dicha ausencia fue un esguince ocasionado el día anterior que le obligó a cinco minutos de la cita ... acordada en el calendario, a dejar compuesta y sin alcalde a Patricia del Pozo, la titular de dicha cartera en Andalucía.
En términos genéricos, podríamos decir que un esguince es una torcedura violenta que conlleva una ruptura. En este sentido, podemos entender que nuestro regidor sufrió otro esguince hace tiempo, concretamente hace cinco años, cuando con el apoyo socialista arrebato la Alcaldía a Teófila Martínez. Ese esguince se produjo cuando el que había sido el candidato de Podemos se vio con la vara de mando en la mano y se convirtió en alcalde. En ese punto, la política de megáfono y consignas, las promesas en los círculos con la ciudadanía –círculos que, por cierto, se han dejado de montar en mitad de las plazas ahora que ya tocan pelo– y que solo servían para engatusar a la gente. En definitiva, la política popular y populista sufrió una torcedura en esta nueva alternativa de extrema izquierda.
El alcalde en ese momento, espero que fuera ahí, fue consciente de que esa política que se hacía sin responsabilidad, a golpe de consigna violenta (recuerdo el de «la próxima visita será con dinamita») y bailes burlescos como si de un aquelarre se tratara al prender fuego a un juanillo hicieron ‘crack’ y el esguince en las promesas fue un hecho.
Como resultado de dicho esguince prolongado en el tiempo tenemos una ciudad caótica, desgobernada, en la que las decisiones se toman a golpe de redes sociales o de imposiciones de los diferentes grupos, colectivos o asociaciones que gobiernan en el seno de la formación del equipo de Gobierno.
Una ciudad que sigue sin darles respuesta a las personas necesitadas que se encuentran en situación de riesgo o sin techo. En la que, por días que pasan, nos encontramos con más personas acampando en nuestros parques y jardines, en las bóvedas de las Puertas de Tierra o en cualquier lugar donde puedan tener un poco de tranquilidad pero la realidad es que no se toman ningunas medidas desde el Consistorio para darles una solución.
Una ciudad donde el estado de limpieza desde que se han hecho cargo de la ciudad es pésimo. Todavía se recuerda la excusa que dio en su día aquel que dijo que era problema del turismo y de la falta de lluvia, y la carcajada y la indignación florecen en la cara de muchos a partes iguales. Donde el patrimonio histórico y cultural de nuestros antepasados, legado de nuestros hijos, se cae a pedazos sin que desde la administración local se haga otra cosa que lanzar la pelota a la Junta, a la que dejan ‘tirada’ cinco minutos antes de sentarse. Donde se les echa la culpa a los que vienen de fuera a visitarnos sin querer ver que el problema real lo tenemos muy cerca, en la misma plaza de San Juan de Dios.
Al contrario de lo que suelen recomendar para la sanación de los esguinces del cuerpo, que suele ser reposo, yo le pediría que hiciera lo contrario. Que se deje de reposar tanto como está haciendo desde que entró en el despacho de alcaldía de nuestro ayuntamiento y se ponga manos a la obra. En Cádiz, tras cinco años de reposo institucional hay mucho por hacer.