Los equivocados son ustedes
Lo gracioso es que a Díaz Ayuso la han votado hasta votantes que hace solo dos años depositaban sus votos en el lado izquierdo del parlamento
Tras la victoria arrolladora de Díaz Ayuso en Madrid la semana pasada, la conclusión que sacaron muchos socialistas fue que los votantes se equivocaron al votar. Y se quedan tan panchos y tan tranquilos ¿Qué los votantes se equivocaron? ¿Qué no supieron votar? La realidad ... es otra, señores y señoras socialistas, aunque les duela. La realidad es que el pueblo, los que tienen en su poder el decidir quienes los gobernarán están más que hartos de sus mentiras, de sus políticas de republica bananera, de sus escarceos con la extrema izquierda de Pablo Iglesias y adláteres, de sus chanchullos y despilfarros de dinero público, ese que según su vicepresidenta no es de nadie pero que sí nos pertenece a todos los españoles.
En lugar de decir que el pueblo se ha equivocado al votar, lo que deberían de hacer es un examen de conciencia, ver en qué han fallado e intentar solucionarlo para las próximas elecciones. En cambio, en vez de hacer eso, su salida es la fácil, la cómoda, «el pueblo no sabe votar». Lo gracioso es que a Díaz Ayuso la han votado hasta votantes que hace solo dos años depositaban sus votos en el lado izquierdo del parlamento.
La verdad que no sé de qué me extraño. Hace muchos años, recuerdo como una militante del PSOE días antes de unas elecciones generales me dijo «espero que el domingo no se equivoquen los votantes», a lo que recuerdo que le contesté que el pueblo, vote a quien vote, nunca se equivoca al meter su sobre en las urnas.
Y es así. Nos guste más lo que salga o nos guste menos, el pueblo, el ciudadano de a pie que ejerce su derecho al voto, nunca se equivoca, vota lo que quiere votar. Si después ve que quien ha recibido el voto no lo utiliza para su bien, para el bien del país o de forma correcta, tiene tras cuatro años la posibilidad de cambiar el sentido de su voto o escoger otra opción que le parezca más correcta o idónea.
Entiendo que a estos que dicen que el votante se equivocó les encantaría acabar con las elecciones, e incluso, con la propia democracia e instaurar un sistema en el que sólo su partido sea el que gobierne pero, gracias a Dios, tenemos una Constitución, aunque a muchos de la izquierda les encantaría derogarla, que protege que la soberanía nacional reside en el pueblo.
Si por ellos fuera, a todos los que no votamos a la izquierda nos enviarían a campos de reeducación para lavarnos el cerebro y que solo votáramos al amado líder socialista o comunista del momento, mandando a los más díscolos a campos de internamiento, como aquellos gulags rusos.
Lo cierto es que esta deriva en la que se encuentra inmersa el socialismo español cada día es más preocupante. No solo son incapaces de ver sus errores sino que se permiten el lujo de depurar a los que no piensan como ellos, sin importarles si son voces con experiencia dentro del partido.
Esta vez les ha tocado a Leguina y a Redondo, porque meterle mano a Felipe González sería una escándalo internacional pero tiempo al tiempo, dos históricos de los de verdad de ese PSOE con sentido de Estado, que se han visto «amenazados» por la Federal de Sánchez, Lastra, Ábalos y la Calvo. Y es que, para estos últimos, verse comparados con aquellos socialistas de verdad debe de ser algo odioso.
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