La cuesta de enero
Este mes estamos recogiendo los ‘regalos’, si se puede llamar así, de lo vivido durante el mes de diciembre.
Enero es ese mes con el que empieza el año y que siempre consiste en una cuesta arriba después de las fiestas navideñas. Enero es ese mes que nos devuelve a la realidad de los gastos realizados en Navidad, el mes en el que dejamos ... de recibir felicitaciones de amigos para recibir las cartas del banco con los gastos de diciembre.
Este año a todo eso se le suma a enero la cuesta arriba que ha tomado el coronavirus. Este mes se ha disparado las cifras de contagios y de muertos. Esta siendo uno de los peores meses desde que empezó esta pandemia, resurgiendo números y cifras que ni en los inicios se habían dado. Este mes estamos recogiendo los ‘regalos’, si se puede llamar así, de lo vivido durante el mes de diciembre. Es cierto, que la gente no puede vivir encerrada todo el tiempo, es verdad que había que darle un respiro a la economía en ese mes tan propicio de compras pero, lo que no es menos cierto, es que las personas somos también muy inconscientes en muchas ocasiones.
La semana pasada me llamó la atención y me indignó, que también hay que decirlo, el pasar por una plazoleta gaditana cercana la hora de toque de queda, y encontrármela llena de grupos de jóvenes sentados, charlando y bebiendo, algunos con mascarillas puestas, muchos sin ellas, como si no pasara nada. Esos jóvenes que después irán a sus casas, se relacionaran con sus padres, con sus hermanos, con sus abuelos y, en el peor de los casos de que hayan estado con algún contagiado en esas ‘quedadas’, seguirán esparciendo el dichoso virus. Y eso es lo que no entiendo.
Que una persona mayor pueda cometer alguna imprudencia en esto, pues puedo llegar a comprenderlo porque en muchas ocasiones no se enteran bien de las cosas o pueden tener problemas para comprender la situación.
Que a los niños pequeños haya que insistirles en que cumplan las normas, que no suele ser lo normal porque son los que mejor han aceptado esta nueva normalidad, pues es también entendible, son pequeños ¿Pero que la gente joven, la gente con más acceso a la información de todos los tiempos, no sean capaces de cumplir las normas? Qué quieren que les diga, yo no lo entiendo.
Los jóvenes deberían de ser los primeros interesados en que se cumplan las normas, que esto se acabe pronto y que se llegue a una normalidad aceptable. Su futuro es el que está más en juego, tanto formativo como social. Sin embargo, en muchas ocasiones, no todas, son los que incumplen en muchas ocasiones las normativas, se saltan a la torera las medidas preventivas y no se dan cuenta que son un vehículo más que ideal para que el coronavirus siga saltando de persona en persona. A ello se le suma, que en ellos el virus suele producir menos resultados negativos al ser jóvenes pero que sí los produce en los mayores a los que se los pueden contagiar.
Me resulta inaudito ver en las noticias las fiestas de gente joven que la Policía tiene que desmontar, las quedadas por redes para hacer fiestas ilegales, las celebraciones en mitad de la calle… Parece que con ellos no va este virus pero no se dan cuenta que es su futuro el que está quedando hipotecado por esta pandemia.
La cuesta de enero este año no sólo será económica, será una cuesta de dolor, de despedida de tantas personas que no tuvieron que irse por esta enfermedad.
Ver comentarios