La Voz de Cádiz
Adiós al último fantasma
El sector turístico de la provincia recupera su fortaleza y se consolida en el mercado otoñal
En los mejores años del turismo en la provincia de Cádiz, cuando absolutamente todo se llenaba y los hosteleros sólo se quejaban de los imponderables (como el viento, el frío o unas mareas agresivas), había una línea roja que parecía imposible de cruzar: el otoño. El general invierno, que derrotó a Napoleón en Rusia después de que perdiera en San Fernando, también parecía un enemigo imbatible para el negocio hotelero de la costa gaditana, resignada a cerrar sus habitaciones cuando llegaba el final del verano. Sin embargo, como ya se hiciera con Bonaparte, la Bahía demuestra que no hay enemigo imbatible.
Así, los hoteles de la costa están alargando la temporada turística y muchos permanecen abiertos incluso en noviembre. La diversificación de la oferta, el entorno atractivo y, sobre todo, unas instalaciones que han sabido adecuarse a las necesidades del cliente son las credenciales de una provincia que es cada vez más atractiva en otoño, cuando los rigores del tiempo son menos severos que en el resto de países de Europa. Los touroperadores (esos a los que se lleva mimando desde hace una década por parte de los actores del turismo gaditano) saben todo lo que pueden ofrecer a quienes buscan unir la estancia con experiencias. El tiempo finalmente ha dado la razón a los empresarios de la hostelería gaditana, con su presidente Antonio de María a la cabeza, cuando en los peores años de la crisis mantenían que la calidad no podía bajarse y que era preferible perder clientes momentaneamente a echar por tierra el trabajo de tantos años. El tiempo, cuando las vacas flacas han empezado a hermosear, les ha dado la razón.
En paralelo, los empresarios turísticos del Cádiz rural han visto cómo este verano se incrementaba la ocupación, cuando están en temporada baja. Porque cuando se trabaja, las buenas noticias no suelen venir solas.
Eso sí, desde el sector son conscientes de que hay que ser cautos y no echar las campanas al vuelo. Aún queda mucho por hacer y la temporalidad sigue siendo un enemigo al que hay que derrotar. Pero poco a poco, ladrillo a ladrillo, habitación a habitación, mesa a mesa, se va recuperando el dinamismo económico y dejando atrás los años de las cifras terribles. Porque no tomarse un descanso, ahora el sector puede dar vacaciones hasta cuando llega el frío.