OPINIÓN
Adiós a los Reyes Magos
El Gobierno en funciones decidió adelantar el debate de investidura mientras Melchor, Gaspar y Baltasar recorrían nuestras calles
Ayer, festividad de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, se dieron por cerradas las celebraciones navideñas. Hoy, Melchor, Gaspar y Baltasar van camino de sus respectivos reinos tras comprobar personalmente como la ilusión y la felicidad se reflejaban en la cara de los más ... pequeños, y es que no hay nada como tener niños en casa por Navidad. La víspera, Sus Majestades visitaron a los chavales que tuvieron que pasar las fiestas en el hospital, a los niños que les esperaban en la Casa Pemán, en el cuartel de la Guardia Civil o en el Ayuntamiento, y a los mayores, que como niños, también aguardaban su llegada en Fragela y en Matías Calvo. También llegaron a la residencia de ancianos de Candelaria, en este caso con ropajes y coronas diferentes, un cambio de look motivado por cuestiones de seguridad del rey Melchor. Por la tarde, los Reyes volvieron a recorrer Cádiz en sus carrozas repartiendo caramelos e ilusión y, mientras eran aclamados por los niños gaditanos, seguramente estarían muy atentos a identificar los sitios más adecuados para poder acceder por la noche a sus casas . Un arduo trabajo el de los Magos de Oriente, que siguen reinando a pesar de la competencia atroz de Papa Noel, un trabajo del que nunca se cansan a pesar de ser ya tan mayores. Dicen que, en el futuro, su esfuerzo podrá ser mucho más liviano porque cada vez nacen menos niños en Cádiz, algo que no les hace mucha gracia porque no entra entre sus planes el prejubilarse.
Ayer, una vez cumplida su misión, cogieron sus camellos y nos dijeron adiós hasta la próxima visita; y con ellos se fue la época del año en la que más se repiten las expresiones de buenos deseos hacia propios y extraños, una época en la que los whasaps se colapsan con bonitas e idílicas imágenes y con mensajes de felicitación y de salud, paz, prosperidad y éxitos para todos. Una vez que SSMM se han marchado, volvemos a lo cotidiano, nos olvidamos de tantos buenos deseos y los textos de tweeter pasan a otras cosas. Quizá por eso de que, con la despedida de los Reyes Magos, nos desinflamos en lo de expresar nuestras buenas intenciones para con los demás es por lo que, posiblemente, el Gobierno en funciones decidió adelantar el debate de investidura mientras Melchor, Gaspar y Baltasar recorrían nuestras calles. Una idea no muy bien recibida por los trabajadores del Congreso que ya se habían comprometido con los Reyes para ayudarles en su trabajo de encontrar los regalos para esa noche . Pero hay que reconocer que no es mala idea hacer un debate parlamentario en un momento del año en el que no hay hueco para malas palabras, ni para reproches o insultos. Pero salió mal y el espíritu de la Navidad no llegó a la Carrera de San Jerónimo. No solo no llegó sino que pudimos asistir a una bronca de las más monumentales de la historia reciente del país y de cómo algunos se empeñan en tirar por la borda lo que, con tanto esfuerzo, generosidad y sentido de Estado, se ha construido en los últimos 40 años. Afortunadamente los niños españoles estaban en otra cosa. Hoy, que ya se han ido los Reyes por lo que no se puede contar con su ilusionante ayuda, el lamentable esperpento continúa y esta vez ya no hay motivos ni excusas para disimular lo que cada uno lleva dentro.