CARTA AL DIRECTOR

Aclaración sobre el accidente en el Paseo Marítimo

Me dirijo a ustedes para que se pueda reponer el honor de mi hermano, Manuel Fernández Obregón, fallecido en accidente de trafico el pasado 28 de noviembre del pasado año. Lo hago desde mi dolor inmenso por lo que significa la perdida de un hermano tan querido de forma trágica, máxime cuando él era extremadamente prudente en su actuar diario, y por ende en la conducción, y que debido a la imprudencia de un tercero, hoy ya no esta con nosotros.

Iba de su trabajo –tranquilamente– dirección a su casa, cuando otro motorista que iba en dirección contraria de forma totalmente inapropiada impactó con mi hermano y ambos murieron. Dicha noticia fue difundida por la prensa local, nacional y por los medios de comunicación, quedando en entredicho la posible culpabilidad de mi hermano en el accidente, solo por ser el menor de ambos, y asociándolo a los perjuicios sociales de la edad y de la prudencia.

La sensación que se transmitió fue totalmente subjetiva, al no basarse en datos tal como debería de ser, quedando en dicho momento empañada la honorabilidad de mi hermano, sin que posteriormente y tras los datos objetivos que se conocen, esa misma prensa haya rectificado con el fin de dejar claro como ocurrieron los hechos.

Por si les interesa, les indico que el conductor contrario, superaba en más del doble la tasa de alcohol permitida, que iba a una velocidad excesiva para el tramo por el que conducía y que la culpa ha sido exclusivamente suya. Dicha afirmación no es baladí, sino que está basada en hechos constatables en las actuaciones judiciales que se han llevado a cabo en los juzgados de Cádiz. El conductor, además de acabar con su vida por una actuación imprudente, se ha llevado de forma súbita la vida de mi hermano con sólo 32 años. Estaba en los mejores momentos de su vida, recién casado. Deja una esposa viuda con 31 años, truncando todos los planes de futuro que ambos tenían. El daño producido es irreparable, y por supuesto irreconciliable si encima queda en entredicho la correcta conducción de mi hermano el día del accidente.

Es por ello, que para mi familia es un deber, dejar limpia la honorabilidad de mi hermano, y gritar a los cuatro vientos que él no fue responsable de nada, y que lo único malo que hizo ese día, fue ir a trabajar, estar en el sitio habitual, a la misma hora de siempre. Aunque esto no nos lo va a devolver, por lo menos nos quedamos con la satisfacción de dejar su honor brillante, tal y como se merece como ser brillante y excepcional que fue.

Familia Fernández Obregón

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