TRIBUNA LIBRE
A 2020 con optimismo
Este año se quedará marcado por la cuestión independentista que se abría con el juicio del ‘procés’ y que se está cerrando con esa incomprensible maniobra socialista de apoyar a Podemos
No ha sido un buen año para mí , ni para otras personas muy próximas a mí porque empezó mal, muy mal, en mi entorno más querido. A finales de febrero fallecía mi compadre y amigo del alma desde la infancia, Ne Solano, tras ... un año de lucha contra la fatídica enfermedad y, a principios de marzo, lo hacía el buen amigo de mi madurez de estos últimos años, José Pedro Pérez-Llorca, poco antes de que empezaran los faustos por el bicentenario del Museo de Prado cuyo Patronato presidía, como bien saben ustedes, pero mantengo todavía buenos amigos y, de entre ellos, uno algunos años mayor que yo, que me dice que respecto a lo que de este año 2019 pienso, soy algo pesimista.
Pero diga lo que me diga mi buen amigo mayor, este año se quedará marcado por la cuestión independentista que se abría con el juicio del ‘procés’ y que se está cerrando con esa incomprensible maniobra socialista de apoyar a Podemos y a unos «neosecesionistas» de cuño nuevo que, en esta época de peticiones republicanas, parece que quieren resucitar el viejo Reino de León, curioso ‘revival’ que ha logrado poner en escena eso de los movimientos sociales que se llaman en España y que, sin quererlo, ha traído a mi memoria aquellos viejos manuales de geografía que estudiábamos los que hicimos bachillerato y universidad en el franquismo, ya saben, León, Zamora y Salamanca, cosa que le tiene que poner mosca a Revilla no vayan a salirle con esto de la nación de naciones otros nacionalistas de Castilla la Vieja que reclamen para sí la provincia de Santander que antaño tuvieran.
Y como broche del independentismo no hay mejor imagen que la dada por la Abogacía del Estado, la que no hace tanto tiempo pedía al Tribunal Supremo condenara a Junqueras por los delitos de malversación y sedición y a lo que el Tribunal Supremo le dio la razón condenando a Junqueras a «13 años de prisión y a 13 años de inhabilitación absoluta con la consiguiente privación definitiva de todos los honores, empleos y cargos públicos que tenga el penado, aunque sean electivos, e incapacidad para obtener los mismos o cualesquiera otros honores, cargos o empleos públicos y la de ser elegido para cargo pública durante el tiempo de la condena». ¿Ustedes entienden esto? O sea, la Abogacía del Estado pidió condenar a Junqueras, consiguió la condena según sus tesis y ahora dice lo que dice. En fin...
En Europa el virus del ‘Brexit’ pero en América las cosas no fueron tampoco mejor con la llegada al mundo de 2019 como parece que les pasó a muchos brasileños con el nuevo Presidente que les ha tocado o a los pobres venezolanos que se encontraron en enero con dos presidencias de la República constantes en Venezuela, Maduro y Guaidó, y con la presencia intermitente de los expresidentes españoles que de vez en cuando entran por allí y dan consejos o, aún más, lo que les ha pasado a los bolivianos que han tenido como regalo de amigo invisible para este fin de año esa rocambolesca situación de unos diplomáticos españoles que, escoltados, fueron a hacer una visita de cortesía a la Embajada de México en La Paz. Pagos y monederos al sur y aranceles al norte, y nosotros aquí con sus refrescos de cola, sus hamburgueserías, sus ‘facebooks y googles’, sus teléfonos móviles y las bases militares de utilización conjunta.
De América también nos trajimos a España la Cumbre Internacional que habla de la cuestión climatológica, con bandera chilena y con la joven Greta y vimos la paradoja de que al ser una Cumbre chilena tenía que hacerse visible como primera figura política el Presidente del Gobierno en funciones que añadía esa otra función más a su agenda, la de presidente chileno prorrogado en España para que el Rey no se molestara en sustituir a un presidente de una república. Una cumbre para hablar de Greta y de su azaroso viaje por el proceloso mar océano pero que, además de los problemas de siempre y que tanto cuesta que los gobiernos del mundo se involucren en buscar soluciones, se ennegrecía con los humos de los incendios de California o de Australia o con una España inundada por haberse dejado construir casas y calles en ramblas y torrenteras o por no limpiar cauces de ríos y arroyos con tiempo y con decisión ya que, claro, esta función, a lo mejor no se había dado cuenta el ministro de Fomento en funciones que la tenía asumida igualmente. Señor Ministro, «Grazalema también existe».
Pero, bueno, y para que no me diga mi amigo mayor que soy pesimista, también hemos podido celebrar cosas gratas en nuestro saliente 2019, como ese principio de acuerdo europeo para luchar conjuntamente contra la contaminación, el primer discurso de la Princesa de Asturias o los triunfos de Nadal y del mundial de baloncesto, además de que el turismo ha resistido y que el español, perdón, el castellano, se puede convertir en la segunda lengua más hablada del planeta. Algo es algo y el que no se conforme con esto que vaya pidiendo su carnet de pesimista , así que, de corazón, y con sincero optimismo, deseo un Feliz Año Nuevo para todos ustedes, que es lo que de verdad mejor siento para terminar estas pobres letras que la amabilidad de La Voz me ha dejado hoy publicar.