Tribuna Libre

Del 2019 al bisiesto

Con el año diremos también adiós a una década en la que hemos acogido hasta una Cumbre de Jefes de Estado; en la que el perfil del nuevo puente, a pesar de las críticas iniciales, se ha hecho familiar

Con las uvas de este año estrenamos década con bisiesto y parece que estamos más impacientes que de costumbre por dar el cerrojazo al 2019. Hasta en Cádiz se adelantó la iluminación e, incluso, la ministra Teresa Ribero no ha querido, impaciente ella, esperar a ... las fechas tradicionales y decidió felicitarnos por el solsticio de invierno. Una premura que, sin duda, ha sido malinterpretada porque el que nos felicitase el solsticio no significa, supongo, que desprecie las tradicionales Navidades, sino una muestra de la prisa que nos ha entrado a todos y que ha hecho que hasta se haya barajado el día de la llegada de los Reyes Magos para la sesión de investidura, después de haber estado casi un año entero con un gobierno en funciones. Volviendo a la felicitación adelantada de la ministra, hay que reconocer que su premura no deja de ser un bonito gesto hacia los que ese día 22 de diciembre no tuvimos la fortuna de ser agraciados con la Lotería y, sin duda, es también un mensaje de esperanza para terminar el año, ya que con el solsticio se acortan las noches y se alargan los días, con lo que quizá viene a decirnos simbólicamente que el horizonte nacional se va a ir aclarando o, al menos, sus deseos de que así sea. Claro que una cosa son los buenos deseos y otra distinta el acertar, teniendo en cuenta que no todo el mundo coincide en la bondad de ciertos anhelos. Está demostrado que nuestra capacidad de afinar sobre lo que nos deparará el futuro cercano es extremadamente limitada, casi tanto como la del CIS de Tezanos. La nuestra, pero también la de los que nos gobiernan lo que resulta un tanto inquietante. Fíjense que hace apenas año y medio nos dijeron que se agotaría la Legislatura y que las próximas elecciones serían en este nuevo 2020, coincidiendo más o menos con el solsticio de verano de la ministra o con la época de preparar las vacaciones para los demás. Igual hasta se cumple parcialmente la previsión, pero mientras tanto, y durante el año que clausura la década, hemos pasado por dos elecciones generales y por dos legislaturas extras, la XIII y la XIV, a la que se suponía que acabaría en el 2020.

Así que, por el momento, lo único cierto para el nuevo año es, además del aviso por parte de los expertos de la llegada de una nueva crisis, el clima general de incertidumbre, motivo por el que sería conveniente reservar al menos una uva para pedir acopio de paciencia y resistencia, dos virtudes a las que, por necesidad, no tendremos más remedio que acostumbrarnos en los tiempos que corren. Ya a principios del año que damos por finiquitado, el Presidente del Gobierno en funciones nos aleccionaba sobre el asunto con su ‘Manual de Resistencia’, un modelo de autoayuda a tener en cuenta para lo que se avecina. Resistencia, pero también adaptación al entorno y sus condicionantes. Mucho me temo que, aunque ya nos hemos acostumbrado a ello durante el último trimestre del 2019, en el 2020 vamos a tener muy presente, en el panorama político nacional, aquello que decía Groucho Marx, «estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros». Lo que si que está clarísimo es que en el 2020 España se hará un poquito más vieja, como si no lo fuera ya bastante. La pirámide se ha invertido y no parece que el tema esté entre los prioritarios en todo este jaleo de las negociaciones con los independentistas catalanes, la integración de programas o la distribución de sillones, como para empezar a planificar lo que ya, sin remedio, serían medidas paliativas. El 2019 ha sido también el año de Greta y de la Cumbre sobre el Cambio Climático de Madrid que, aunque con conclusiones un tanto decepcionantes, con mucho negocio mediático por medio e, incluso, con algún famoso exigiendo sacrificios a la ciudadanía desde su super lancha último modelo, ha servido, al menos, para que todos tomemos conciencia de la importancia de cuidar de nuestro medio ambiente.

En Cádiz, como todos los años, también nos tomamos las uvas despidiendo al año viejo y a la década y brindando por el porvenir. Un año viejo en el que hemos estrenado cambio de gobierno, y de color político, en la Junta de Andalucía, un gobierno que cumplirá su primer año ya estrenada la nueva década y que, junto a los retos comunes, tendrá que afrontar los más peculiares y propios, con el permiso de la Ministra de Hacienda. En Cádiz, esta vez iluminada desde el Black Friday, acontecimiento que no se si coincidió con alguna alineación astrológica o, por el contrario, tuvo que ver con razones más prosaicas y consumistas, ya preparamos los carnavales sin solución de continuidad, porque aquí cuando se resume el año realmente no es en diciembre sino en febrero. Será entonces cuando le digamos definitivamente adiós al 2019, un año en el que hemos perdido a ilustres gaditanos, como José Pedro Pérez-Llorca, Pilar Paz Pasamar o a inolvidables autores del carnaval gaditano; espero que a nadie se le ocurra alterar ni una sola palabra del himno oficioso del Cádiz del genial Manolito Santander. Y, mientras tanto, habrán llegado y se habrán marchado los Reyes Magos que en esta ocasión parece que lo van a tener un poquito más complicado por eso de la seguridad del Rey Melchor. Con el 2019 diremos también adiós a una década en la que hemos acogido hasta una Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, en la que el perfil del nuevo puente, a pesar de las críticas iniciales, se ha hecho familiar para todos y en la que Cádiz se ha convertido en ciudad trendic-topic para el turismo, con nuestro nombre referenciado en positivo en las páginas de las revistas internacionales del sector. Una década que se marcha con sus luces pero también con sus sombras y que deja pendiente para la próxima muchos retos y no pocos problemas por resolver. Como siempre, ese listado de temas inconclusos cuya mención se ha convertido ya en tradicional por estas fechas, el Hospital, la Ciudad de la Justicia… Relación a la que se ha añadido algún tema nuevo como la recuperación de Valcárcel para Facultad habida cuenta que, con la década, la Escuela de Ingeniería también se fue para Puerto Real. De la misma manera que cada vez se va más gente, por lo que el paro y la pérdida de población serán, sin duda, los principales motivos de desasosiego en la década que inauguramos. El Cádiz trimilenario se hace cada vez más viejo y el número de nacimientos se desploma en caída libre. Ahora que en Cádiz todos somos más eco, y casi hemos desbancando a los holandeses en los kilómetros útiles para el pedaleo, habrá que ir pensando en como adaptar las bicicletas a la edad de los usuarios. Y, mientras tanto, mis deseos a todos los gaditanos, en todas las franjas de edad, de mucha salud para el nuevo año y la nueva década.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios