1984-2020
Hoy se cumple el septuagésimo aniversario del fallecimiento de uno de esos escritores visionarios que se adelantaron al futuro. Me refiero a George Orwell
Hoy se cumple el septuagésimo aniversario del fallecimiento de uno de esos escritores visionarios que, como Julio Verne o Arthur C. Clarke, se adelantaron al futuro. Me refiero a George Orwell, autor de obras como El camino a Wigan Pie, Que no muera la aspidistra ... o las más conocidas Rebelión en la Granja y 1984. En esta última, el inventor del concepto de “Gran Hermano”, que tan altos índices de audiencia tiene hoy día, nos describe una sociedad en la que todo el mundo está controlado, a través de una telepantalla, por la Policía del Pensamiento. Una sociedad dominada por los Ministerios del Amor, de la Abundancia, de la Paz y de la Verdad, uno de cuyos principios es “la ignorancia es fuerza” y en la que se reinventa el lenguaje de manera represiva porque “lo que no forma parte de la lengua no puede ser pensado”. El protagonista de la novela es un trabajador del último de esos ministerios y su función, la de reescribir la historia. Orwell nos muestra una sociedad totalitaria en la que el pensamiento individual debe anularse y si el líder dice que “tal suceso no ocurrió, es que no ocurrió y si dice que 2 más 2 son 5, es que 2 y 2 son 5”. En la novela, las telepantallas trasmiten continuamente noticias falsas por parte de un Estado revolucionario porque, como señaló Orwell, nadie instaura una dictadura para salvaguardar una revolución, sino que la revolución se hace para instaurar la dictadura. Nos va sonando la historia, ¿verdad? La novela se publicó en 1949 y su lectura es una de las mejores maneras de acercarse al análisis de las estructuras sociales y políticas a través de la ficción distópica. Si en algo se ha quedado antiguo Orwell es en lo de las telepantallas; pero es que en la década de los 40 del pasado siglo, la novedad era la televisión. En España empezaron a llegar los primeros aparatos en los años 50 y se calcula que, para 1960, eran unas 50.000 las familias españolas con tele en sus casas. Un público reducido todavía para que la herramienta pudiera ser efectiva con los propósitos de la ficción de 1984. Seguro que si Orwell hubiera vivido más, murió con apenas 47 años, habría imaginado también como las telepantallas de control del personal salían de las casas para convertirse en un apéndice más de cada uno de nosotros. Los teléfonos «inteligentes» llegaron más tarde y con ellos Facebook, Instagram, tweeter, youtube, whatsap y una interminable lista de redes sociales.
Dicen los que analizan estas cosas que el 93% de la población española es ya internauta, que entre 82 y el 89% usa habitualmente Facebook o whatsap y que Andalucía es una de las Comunidades más activas en el mundo virtual, algo que es experimentalmente comprobable con un paseo por la calle. Hemos aprendido a exponer nuestra vida, con todo lujo de detalle, algo que, aunque parezca mentira, es una fuente de información extremadamente valiosa para quienes se encargan de analizar nuestros gustos y pensamientos y hemos aprendido a creernos lo que, en realidad, son new fakes orquestados. Las herramientas son hoy mucho más sofisticadas que las imaginadas por Orwell. De lo que queramos que nos hagan a través de ellas somos cada uno de nosotros los que, por ahora y quizá por poco tiempo, tenemos aún capacidad de decidir.
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