OPINIÓN

186

Es el número de agrupaciones inscritas en el Concurso del Falla

Este número podría ser perfectamente el de los días que restan para amortizar el préstamo de la lavadora que compré en enero, o tal vez el número de pasos que hay desde mi casa al ultramarinos más cercano, o las veces que he mirado el ... móvil para mirar si me habías escrito. También podría ser el número en el cual terminará el gordo de este año o quizás los orgasmos aconsejados en el periodo de un año.

El 186 también se me antoja como la cantidad de personas que he saludado hoy o los kilómetros que hice ayer en la ruta de mi trabajo. Si tuviese algún trastorno obsesivo compulsivo, un TOC de esos, diría que son las veces que he puesto la toalla del lavabo derecha, la cantidad de correcciones que le he hecho a mi cama al terminar de hacerla o tal vez el número de ocasiones que he orientado en su lugar exacto los imanes del frigorífico, ni un milímetro más ni uno menos. Un número como otro cualquiera del cual cada uno de nosotros sabríamos adjudicar a un evento o situación de nuestra vida diaria.

En este caso es el número de agrupaciones inscritas en el Concurso del Falla. 186 grupos con la ilusión por todo lo alto, con ganas de triunfar y hacerlo bien. Si multiplicamos este número por la media de componentes de cada grupo nos saldría más de 4.000 de personas inquietas las que vamos a concursar este año. Si a su vez multiplicamos estos 4.000 por la media de personas del entorno más cercano a cada uno de los participantes, es decir unos diez miembros entre familia y amigos íntimos, se nos pondría una cifra con más de 40.000 personas implicadas directamente, sin ni siquiera añadir todo el gremio de profesionales que trabaja en la fiesta. Más de 40.000 almas con sus corazones esperanzados y deseosos de que todo salga bien.

Después del primer día de Concurso todo empieza a cambiar. Si la actuación ha sido mediocre, el público nos pone en nuestro sitio, la prensa te enseña tus errores, los críticos de radio y televisión te bajan a la realidad y tus amigos empiezan a escapar de tu proyecto ilusionante, aunque tu familia normalmente seguirá a bordo hasta el domingo de piñata. Esto es así. Salvo los privilegiados de nuestra fiesta que tendrán su recompensa segura hagan lo que hagan y compongan o escriban lo que quieran, los demás mortales estamos abocados a demostrar cada año nuestra valía. No nos vale nuestro apellido por muy conocido que seas.

Fíjense que de esas 40.000 almas quedarán contentas muy pocas. Haciendo un cálculo aproximado supongo que mil y pico, los finalistas y todo su entorno. Un bagaje muy pequeño para tanta implicación humana. El Concurso solo debería servirnos como motivación para divertirnos más, hacer amigos y crear cada año músicas y letras originales. El 99% de los autores somos amateur y nos dedicamos en primer lugar a nuestro trabajo y en segundo a componer, escribir, cantar o dirigir como es mi caso. Solo unos cuantos tienen la fortuna de que su trabajo y la afición les coincida. Para ellos el Concurso es algo más que una simple motivación o forma de diversión. Es muy lícito.

Solo espero que el elevado número de 186 grupos no sea una consecuencia de mirarse en ese espejo.

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