OPINIÓN
¡Por fin!
La Estadística, como disciplina que bebe de las fuentes de las matemáticas, no debe dejar de ser una ciencia exacta
La Estadística, como disciplina que bebe de las fuentes de las matemáticas, no debe dejar de ser una ciencia exacta ¿Quién puede discutir los resultados de una simple y sencilla media aritmética o de una varianza? ¿Quién puede dudar del valor agrupador de una desviación ... estándar o quién osa rebatir los datos obtenidos de un análisis multifactorial? ¿Quién pude cuestionar los resultados de una regresión múltiple o los de unos complejos clúster? La cuestión no está en los datos y los resultados obtenidos, sino en la interpretación que podemos hacer, de manera intencionada, de los mismos.
En las cocinas de los gobiernos, sean del color o del nivel que sean, siempre hay un cocinero avezado que obtiene el mejor plato con los peores ingredientes. Cada vez que el ejecutivo de turno o de su vasallo el Instituto Nacional de Estadística saca a la luz los datos de personas paradas o de los cotizantes a la Seguridad Social ponen en el numerador esa mano de obra escuálida y de poca cualificación, casi siempre femenina, que vende su esfuerzo y sus conocimientos por un puñado de horas. Nada de una jornada completa y un sueldo digno. Precariedad que roza la esclavitud. Los sectores laborales más feminizados como son el de servicios, el doméstico, el de asistencia personal y el de la limpieza son los que figuran a la cabeza de los contratos parciales. Incluso las laureadas futbolistas de nuestra liga femenina solo cotizan por las horas de entrenamiento y por los partidos, como si entre semanas no fueran deportistas de esa élite cada vez más mediática.
Recientemente, nuestro Tribunal Constitucional, haciendo caso de la Unión Europea, ha declarado mula la desigualdad que existe a la hora de calcular la pensión de jubilación en el trabajo a tiempo parcial, al considerarlo «discriminatorio para la mujer», que según datos oficiales ocupa el 75% de estos puestos.
Concluye que un día trabajado es igual a un día cotizado a la Seguridad Social, como los trabajadores a tiempo completo. Este derecho es independiente del número de horas trabajadas. Así se suprime el coeficiente que se venía utilizando para el cómputo horario. A partir de ahora cuando estas personas afectadas soliciten una vida laboral verán con alegría qué esas escuálidas dos horas de trabajo se convierten en un día completo en la hucha de su futura jubilación. Esta Sentencia puede afectar a cerca de dos millones de personas y supondrá un desembolso para las arcas de las pensiones de varias decenas de miles de millones de euros.
Pendiente queda para septiembre que el Tribunal de Justicia Europeo dicte otra sentencia que volverá a poner en ridículo el sistema de contrataciones y de provisión de plazas de empleo público de este país. Todo apunta a que se va a declarar nulo el sistema de interinidades eterno de nuestras Administraciones. Lo mismo que en el resto de los países de la UE, todos los empleados que cumplan determinados requisitos de tiempo trabajado pasaran a ser considerados fijos. El mérito y la capacidad, después de tantos años, se les supone. Esto afectará a más de 800.000 personas que durante años han servido a las Administraciones en el limbo de la espera.
¡Por fin algo de luz!
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