Parecía que aquello del covid no iba a terminar

En las UCI de la provincia no queda ningún afectado y cabe pensar que todo ha pasado pero conviene apelar a la prevención y la prudencia para el invierno

La Voz

Cádiz

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Ha vuelto a suceder. No es la primera ocasión en las últimas semanas y la repetición le da carta de naturaleza. Las unidades de cuidados intensivos (UCI) de la provincia de Cádiz no tienen ningún paciente aquejado por Covid-19 en sus camas. Así lo ... dice el recuento oficial de la Consejería de Salud, que se publica ahora cada martes y viernes. Por un llamativo y colectivo efecto psicológico, apenas hablamos ya de la pandemia, de aquellos días terribles de confinamiento y miedo, de víctimas y afectados graves. Por un recurso mental imprescindible para la supervivencia, parece que nos hemos dado un tiempo –sin acordarlo explícitamente– hasta volver a mencionarlo, ya digerido, asimilado. Pero hace apenas medio año que aún vivíamos con la mascarilla obligatoria y no han pasado ni 24 meses de los recintos deportivos llenos de ataúdes, de los convoyes de camiones militares con cadáveres en calles de Italia, de España, de medio mundo, de las piras en la India o los pasillos de hospital con gente hacinada en el suelo. Todos lo vivimos, lo vimos. Puede que convenga darnos una pausa hasta volver a verbalizarlo y también puede ser positivo que creamos que ha pasado. Porque, lo dicen los números: ha pasado. Cuestión distinta, compatible, es que puedan regresar algunas etapas con incremento de casos de forma estacional, con las etapas de frío, porque el Covid-19, al cabo, es un coronavirus de transmisión aérea, respiratoria, de la amplia familia de los que provocan gripe. Al alivio, por tanto, esperado y merecido, a la alegría de recuperar las facetas que perdimos de la vida en común y al alejamiento del miedo hay que aprender a añadir la prudencia y la prevención. Habrá que persistir con la vacuna y recordar que la mascarilla puede ser un complemento conveniente -sobre todo en aglomeraciones, en espacios cerrados- en vez de un recuerdo de mal agüero. Los niveles de afección han bajado muchísimo. Los pacientes graves y los fallecimientos, que es lo esencial, casi han desaparecido. Volverán pero ojalá que en proporciones mínimas. En las manos de todos, en boca de todos, está que así sea.

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