Lo que mal empieza que no acabe peor
Todo el proceso que ha culminado con el cambio del contrato de limpieza ha sido un cúmulo de despropósitos; cabe esperar que la situación cambie desde hoy
Ha sido un despropósito de principio a fin. Pero nada que sorprenda a quienes hayan seguido un mínimo de la trayectoria en la gestión del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz. La adjudicación del servicio de limpieza viaria y recogida de residuos sólidos urbanos ... ha sido una larga travesía, un tedioso proceso que se ha prolongado durante más de tres años y que ha concluido, como explicaba el concejal no adscrito Domingo Villero, tarde, mal y caro. Ya no hay marcha atrás y la ciudad necesitaba desatascar esta situación. Finalmente, como ya habrán podido leer en este periódico, la concesión del servicio ha recaído para Valoriza, que presentó la tercera oferta más atractiva. El hecho de que Acciona, que presentó la segunda oferta más provechosa, renunciara se suma al desestimiento por parte del Ayuntamiento de la oferta más atractiva, la de Cointer, al entender que ésta era «temeraria».
A resultas de esta situación, el Ayuntamiento (es decir, todos los gaditanos que mantenemos la institución con nuestros impuestos) tendremos que pagar un millón de euros anuales más por el servicio. O, lo que es lo mismo, 12 millones de euros más cuando culmine la concesión. Una cifra que podría emplearse en asuntos igual de perentorios para la ciudad, si bien hacerse esta reflexión ahora carece de sentido práctico.
Lo que sí debe vigilar el Ayuntamiento gaditano es que se cumplan escrupulosamente todos los términos del contrato. Que no se vayan produciendo mermas o faltas de mantenimiento por dejadez o por falta de control. De momento, la empresa no ha dado ninguna muestra para desconfiar, si bien con el Ayuntamiento de Cádiz, con el equipo de González Santos, no se puede decir lo mismo. Y, por supuesto, habrá que estar atentos a que Kichi, o quien venga detrás, no haga un uso partidista de este cambio, que no aproveche el periodo electoral para rentabilizar espuriamente la adquisición de maquinaria o la renovación de los contenedores y las papeleras. Después de tanto tiempo, no puede ensuciarse la concesión de este nuevo servicio municipal.