El turismo no debe morir de éxito
El sector es imprescindible y la saturación es un riesgo pero es preciso un debate para buscar fórmulas de convivencia que no pasen únicamente por aplicar tasas e impuestos
Es cierto que vivimos tiempos convulsos, de extremos. Hemos pasado de veranos de parálisis por una alarma sanitaria nunca conocida, que tantas vidas se ha cobrado, a una explosión de viajes y oferta de ocio que abarrota cada pueblo, ciudad y convocatoria. La contracción brutal ... que supuso la pandemia y el confinamiento, con la paralización inédita del transporte internacional, ha dado paso a masificaciones que apenas se recuerdan en los aeropuertos, en los destinos. Además, con el añadido de olas de calor pocas veces vistas y un pico inflacionista que no se ha sufrido en décadas. La combinación es inquietante y puede llevar a tomar decisiones equivocadas, precipitadas.
Si algo hemos aprendido en esta montaña rusa de acontecimientos y sensaciones es que el sector turístico es esencial para la economía de algunos territorios. Entre ellos, el gaditano. Es cierto que las empresas que lo forman deben contribuir a sostener algunos servicios (de limpieza a transportes y seguridad) que tienen una importante influencia en su funcionamiento. Pero de ahí a que esa aportación deba llegar por la vía de los impuestos y las tasas a cada visitante (dos euros por cada uno se aplica ya en algunas ciudades andaluzas) hay un trecho que debe ser resuelto con un debate sosegado y honesto.
Pese a que los gaditanos entienden la importancia del turismo para la economía de la provincia y están por favorecerlo, también conviene ponderar los riesgos de la saturación. De lo contrario puede suceder que cuando llegan los buenos datos de ocupación, como en este 2022, las calles, las ciudades, no estén del todo preparadas, capacitadas. Los hosteleros han puesto todo de su parte para dar cabida a quien quiera venir, la ciudadanía padece cierta sensación de desbordamiento pero eso no significa que una tasa sea la solución.
Este verano puede disculparse cualquier anomalía por lo inesperado del repunte, por lo atípico del rebrote pospandémico, no sólo en la capital, sino en medio mundo que vive la avalancha de turistas. Pero es preciso analizar, debatir y decidir ahora para lograr en los próximos meses un modelo de turismo sostenible, amable y de calidad. Entre todos.