Menos trabas para la pesca

El sector pesquero no atraviesa su mejor momento. La subida del gasoil, el incremento de las materias primas que hacen posible la pesca y el final del acuerdo con Marruecos han puesto en jaque, casi mate, a la pesca tradicional y a cientos de familias. Cádiz se ve especialmente afectada por estos contratiempos, que ya se aprecian en las lonjas gaditanas. Cada vez son menos las familias que heredan este trabajo. Los más jóvenes prefieren buscar fortuna en otros sitios y no seguir con la tradición. Además, la Unión Europea impone cada vez más condiciones para salir a la mar. El pasado 17 de julio fue el último día en que la flota española ha faenado en los caladeros del país vecino. Desde entonces, las sardinas, los boquerones, los jureles y las caballas que llegan a nuestros mercados proceden de aguas españolas, un calibre menos exquisito y con menos salida comercial que las especies que se pescan en las aguas de Marruecos.

El Gobierno de España no puede negociar un nuevo acuerdo de pesca con Marruecos hasta que el Tribunal Superior de Justicia de Europa se pronuncie oficialmente sobre el Sáhara Occidental y sus aguas. Europa no acepta que Marruecos gestione unas aguas que no son de su competencia. Esta situación deja de momento a más de 300 familias de Barbate en fuera de juego. Esta localidad cuenta con 15 barcos de cerco que pescan en aguas de Marruecos, mientras que Cádiz suma 40 licencias de palangre correspondiente a flotas de Conil, Barbate y Algeciras para pescar en aguas del país vecino. Ante esta situación tan complicada parece lógica la demanda del secretario general de la Confederación Española de Pesca (CEPESCA) y presidente de la patronal europea, Javier Garat. Por un lado pide que sigan las ayudas al sector en materia de combustibles y, por otro, solicita la eliminación del IVA de los productos pesqueros ante una caída en el consumo debido al alto precio que conlleva el pescado. Anima a comer un alimento saludable como el pescado, cuyo consumo ha caído un tercio en los últimos 15 años.

El alto precio con el que se vende en el mercado tiene buena parte de la culpa. Una alimentación saludable requiere una fiscalidad saludable e insistimos al Gobierno de España que lo ponga en marcha.