El tiempo como poderoso enemigo
Lo que el paso de distintos pueblos y años de guerras no hicieron con nuestro patrimonio, lo está completando la dejadez institucional
Muchas son las listas de la vergüenza que se enarbolan. Están las que señalan la contaminación en las costas, la de los compromisos políticos por cumplir e incluso, yéndonos a lo más banal, la de los entrenadores que puede acumular un equipo de fútbol en ... pocos meses. Sin embargo, una de las más dolorosas de las que hemos conocido en los últimos meses en la provincia es la elaborada por la asociación Hispania Nostra con el patrimonio que se encuentra en peligro, en grave riesgo incluso, en la provincia de Cádiz.
Son 21 los nombres de la vergüenza que aparecen en este listado. Y son de vergüenza porque, pese a que la mayor parte del patrimonio que se encuentra englobado en este catálogo corresponde a edificios de carácter religioso o militar, no han sido ni el paso de distintos pueblos por la zona ni las invasiones enemigas los que lo han deteriorado. Ha sido la piqueta del abandono, la cruel dinamita de la dejadez institucional lo que está convirtiendo en escombros algunas de las joyas que atesora la provincia y que, a tenor del estado de conservación que presentan algunas de ellas, puede que desaparezcan en los próximos años. Es tan amplio el catálogo inventariado por esta asociación que sería absurdo echar la culpa a una administración o a otra. Como dice el refrán castellano, entre todos lo mataron y él solo se murió.
No puede decirse, tampoco, que este patrimonio permanezca oculto a los ojos de los políticos. Algunos están situados en el centro de las ciudades, como la Casa del Obispo de Cádiz, uno los lugares clave en la historia de la civilización occidental y que se está dejando morir. Otros, como el caso del fuerte de Santa Catalina, están en una de las zonas más turísticas de El Puerto. Las excusas sobran y las ganas de trabajar, faltan.
Es triste comprobar cómo se va muriendo parte de nuestra historia, de lo que nos conecta con los gaditanos de hace 10, 100, 1.000 años sin que se haga nada al respecto. Esperemos que el año que viene la lista, en vez de tener 21 nombres, no sume más. Y que si tiene menos no sea porque alguno ya no tenga remedio.