Un tesoro gaditano que necesita ayuda para hacernos felices

La cabaña de retinto de la provincia peligra por la tormenta perfecta de inflación, sequía y caída del turismo tras el verano; los ganaderos piden ayuda

En pocas ocasiones la expresión «tormenta perfecta» resultó tan irónica como a la hora de expresar la situación que está viviendo la cabaña de reses retintas de la provincia de Cádiz. Ni es tormenta, porque es la falta de lluvias uno de los gravámenes de ... su situación, ni es perfecta, sino todo lo contrario. La situación es la peor posible a la que podría enfrentarse un sector que, ya de por sí, requiere de un gran sacrificio por unas reses que, por sus características, son menos rentables que otras bestias cruzadas de la ganadería española.

Los ganaderos gaditanos lo explican perfectamente. Ante esta situación, la falta de ayudas públicas sería una condena al sector. Si como el ministro de Consumo, el comunista Alberto Garzón, proclamó es la ganadería extensiva la que más se quiere mimar, es imprescindible que se apoye a este sector que lucha por mantener una especie autóctona de la provincia y que debe competir con un mercado que sólo busca la rentabilidad por encima de la calidad.

La inflación y la sequía se han unido para hacer más cuesta arriba la cuesta de otoño a quienes están luchando por que Cádiz sume a su pléyade de productos de calidad (como el atún de almadraba, el queso de cabras y ovejas payoyas o los vinos del Marco del Jerez) un elemento de lujo como la carne de retinto. Un manjar que es muy apreciado por la hostelería, cuya caída de actividad tras la abundancia del verano será una dificultad añadida para los ganaderos.

Cádiz, Andalucía y el Gobierno central no pueden dejar a su suerte a quienes están luchando por conservar un elemento tan ligado a la tierra como la vaca retinta. Ante esta situación excepcional, ante esta sequía imperfecta y ante esta inflación que nos está corneando a todos, deben arbitrarse mecanismos que hagan posible la rentabilidad de una explotación que supone un tesoro más de nuestro patrimonio. Porque nuestra retinta, más que un lujo, se ha convertido en un producto de primerísima necesidad.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios