El secuestro de la mala planificación
La coincidencia de obras durante el verano ha provocado que circular por Cádiz, en especial por el entorno del centro haya sido un reto y un suplicio
Al alcalde de la capital, José María González, le encanta utilizar palabras grandilocuentes, cargadas de significado y con un notable impacto. Gusta de usar de esos términos que, cuando se comparten por redes sociales, dejan una sensación de solemnidad en el gaditano, que no puede ... sino admitir los desvelos del regidor ante los problemas de la ciudad. Es por eso justo que se le devuelvan los mismos términos que él emplea ante problemas de índole parecida, de manera que se produzca esa relación cercana entre gobernante y gobernado que tanto han proclamado la izquierda populista. Así, si él decía que la Policía Local, con sus reivindicaciones laborales, tenía secuestrada a la ciudadanía, se puede decir que la pésima planificación en cuanto a obras del Ayuntamiento de Cádiz ha dejado secuestrada a la ciudad. O, al menos, la ha convertido en un rehén incapaz de moverse ante la coincidencia de trabajos en un momento en que la afluencia de tráfico se dispara a consecuencia de la llegada de los turistas. Una vez más, la planificación ha brillado por su ausencia.
Es inconcebible lo que se ha vivido, lo que se vive, este verano en el entorno de La Caleta. La que es la joya de la ciudad, glosada por los poetas propios y los instagramers ajenos, ha sufrido los rigores de la colocación de la banda de rodadura cuando más tráfico soportaba. Las filas de automóviles esperando para poder pasar en el único carril habilitado han sido una constante, con sus ruidos, su contaminación y, por qué no decirlo, su impacto paisajístico.
Caso aparte es lo que se vive en la plaza de España. Las obras para peatonalizar el que era uno de los nodos del tráfico en el centro deberían estar terminadas en el mes de septiembre pero el plazo se va a superar. Estamos viviendo un retorno a la rutina con el entorno del que fuera el epicentro de los actos del Doce levantado. Otra gran imagen para los turistas y otro problema de tráfico añadido.
Las obras son necesarias, pero la falta de seguimiento provoca que sus consecuencias se eternicen. Que se lo pregunten a los vecinos de Los Chinchorros, resignados a vivir entre las vallas que se perviven en el entorno. La ciudad, el ciudadano, siguiendo la metáfora del señor alcalde, vive secuestrada por esta falta de planificación, por esta desidia sin fecha de ejecución del equipo de Gobierno.