Precaución sin alarma ante el abuso sexual

Un posible caso de sumisión química pone en guardia a la Policía, que recomienda denunciar siempre

Cambian los métodos, los sistemas de los canallas, pero el fin es el mismo, torcer la voluntad de una mujer o un hombre, un menor o una menor, para cometer un abuso sexual. Puede ser mediante intimidación, a través de la violencia física y, ahora, ... con métodos químicos de nueva aparición. El propósito es igual de miserable desde el principio de los tiempos. Lo más triste es que, por mucho que se batalla, sigue ocurriendo. Los delitos sexuales persisten pese a la supuesta ofensiva de la educación y la prevención que se debería aplicar en escuelas y familias. La cultura que banaliza el sexo y lo convierte en una mercancía parece tener más poder que cualquier mensaje de sensibilidad y humanidad. Los últimos acontecimientos, aún por confirmar, en El Puerto de Santa María refuerzan una tendencia que tiene demasiados episodios frecuentes y recientes en Andalucía y España.

La omnipresencia del sexo a través de las redes y la pornografía hace un contrapeso excesivo que puede más, que parece anular cualquier intento de progreso didáctico con algunos jóvenes y con muchos mayores. Internet y la omnipresencia de cualquier tipo de sustancia parecen imbatibles frente a los mensajes cada vez más frecuentes de una sociedad que pretende ser igualitaria. La pantalla no distingue si el que teclea es buena persona o no. La jeringuilla no discrimina, solo ataca. Por eso, la Policía advierte de que los delitos sexuales que se producen a través de nuevas fórmulas químicas (los tristemente célebres aunque nuevos pinchazos) y los nuevos modelos de comunicación (ordenadores, móviles, tabletas...) van a más. A través de ellos, los ataques se han incrementado de manera notable y, por primera vez en el caso de la sumisión mediante inyección, podrían haberse dado en la provincia. Es necesario extremar la precaución, la vigilancia, sobre todo la prevención y la educación, pero sin caer en el alarmismo. Guardia Civil y Policía insisten en la importancia de denunciar formalmente –más allá de las redes– ante un indicio claro.

Son los agentes especializados los que mejor y con más celeridad pueden aclarar estos episodios, que van desde los robos, a los ataques personales y, sobre todo, los abusos sexuales. Por eso llaman a la serenidad pero con vigilancia. Avisan de que una aguja o un chat desconocido no son juegos ni modas. Bien al contrario son renovadas armas usadas para la antiquísima práctica de los mismos crímenes.

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