La playa de Cádiz, la limpieza que ensucia
Una escoba y un recogedor, la arena también sufre el desastre de gestión del Gobierno de Kichi
No hay más verdad que la que cuenta quien lo padece. Quien sufre en su propia piel y en sus turnos de trabajo lo que está ocurriendo. Y así pasó en junio cuando trabajadores encargados de la limpieza de las playas de Cádiz ya lo ... avisaban. El servicio que estaban dando era malo porque los medios con los que cuentan para hacer estas labores no son suficientes o no existen. Y solo han pasado unas semanas para poder comprobarlo en una simple imagen que hoy publica este periódico: una de estas empleadas municipales recoge basura de la playa con una escoba y un recogedor. Sí. Con esos instrumentos que cada uno tiene en su casa para barrer el salón o la cocina, para quitar pelusas o migas de pan. Pues bien, en Cádiz, capital de provincia (recuerden siempre), se utiliza la escoba y el recogedor para limpiar la arena de la playa.
Puede resultar chistoso. Incluso se podría merecer un buen cuplé porque eso de limpiar así una extensión de tal magnitud y tener además de adversario el viento -no digamos si sopla levante- puede ser una misión imposible. Pero ahí está la buena trabajadora intentándolo. Porque al parecer es lo que le hay. Según denuncian, la maquinaria, que está pagada y existe para estos efectos, no se utiliza. ¿Para qué si hay escoba y recogedor? Uno de los inventos más clásicos que resuelve tantas y tantas tareas domésticas. Pero, ¿en una playa?, ¿va en serio?.
Y como esta 'berlanguiana' situación, hay muchas más. Accesos inaccesibles, duchas atascadas, papeleras llenas sin vaciar hasta tarde... un empeoramiento de este servicio que va hacia el desastre desde que en 2017 Kichi decidió municipalizar y que fuera el propio Ayuntamiento quien se hiciera cargo directamente. Por cierto, el único servicio que consiguió municipalizar.
Y el resultado es el que se ve. No se inventa. Con darse un paseo por la playa y observar es suficiente. Y además no es que el gaditano (contribuyente) se haya ahorrado dinero con este cambio que se pueda invertir en otro gasto. Al revés. El ciudadano está pagando medio millón de euros más que antes de 2017. Más de dos millones se destinan al personal. Ese personal que se tiene que manejar con una escoba y un recogedor. Así de ineficaz, inviable y cutre. Y todo esto, en temporada alta en una ciudad que cada vez está más necesitada de tener una buena imagen y un turismo al que le guste nuestras playas. Pero las que estaban limpias y bonitas. En condiciones.
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