Una ocasión para valorar el turismo de cruceros
El hecho de que el número de escalas duplique el del verano anterior permite calibrar el impacto económico de este tipo de visitantes
En un puerto que ha visto de todo durante casi tres milenios, desde la llegada de piratas e invasores a la salida de aventureros o el regreso de los soldados destrozados en las últimas colonias, todo lo que venga del mar le parece ya vivido, ... manido, poco digno de gran entusiasmo, siempre sujeto a una gran prudencia. Los gaditanos, incluso los jóvenes, son herederos de una tradición vieja que les hace tener una vertiente desconfiada. Quizás por ese rasgo, el turismo de cruceros siempre se ha visto en la ciudad, desde su explosión hace algo más de diez años, como un fenómeno más aparatoso que rentable, más efectista que efectivo. Cualquiera que viva en la zona lo ha oído alguna vez. Que si no dejan tanto dinero. Que si sólo consumen en el barco. Que si están unas pocas horas. Que si se van a Jerez o Sevilla. Que si contaminan. Que si tampoco vamos a estar como pimpis a su servicio. Son reacciones, no generales ni científicas, que hablan del carácter de la ciudad y que difícilmente podrían haberse dado en cualquier otra capital portuaria que se viera en tal situación.
Sin embargo, el terremoto social y económico que supuso la pandemia, con la interrupción total del transporte internacional de todo tipo, permitió valorar el impacto de este tipo de turismo. La ciudad se quedó vacía, más aún de lo que obligaba el confinamiento, con la falta de estos visitantes efímeros que alimentan a más autónomos y servicios de los que queríamos creer hasta entonces. Los números del balance crucerista de este 2022 dicen que las escalas duplican a las que se vivieron en el verano anterior y quizás ahora sepamos valorarlas. Quizás ahora las entendamos como una oportunidad. No se trata únicamente del registro de escalas y viajeros, que supone la base de todo. Es que, además, hace muchos años que el 50% de los visitantes repite y en las encuestas que se les hacen valora la ciudad con una nota que supera ampliamente el notable. La implicación y la ilusión nunca pueden ser obligatorias. No se le puede decir a los gaditanos que se vuelquen pero resulta difícil negar que estamos ante una ocasión recuperada.