Opinión

Los números contra las sensaciones

La bajada del paro en la provincia y Andalucía no evita que se extienda la percepción de que se avecinan meses difíciles

Si el paro es un debate tan antiguo como la democracia en la provincia de Cádiz, si sus matices y aristas siempre permiten ver aspectos negativos o positivos de cada dato, en este pasado mes de julio se han batido todos los registros de complejidad. ... Además de los de calor. Si tomamos los números provinciales, resulta que Cádiz es una de las cinco provincias con mayor descenso del desempleo en España y la primera de Andalucía. Sin embargo, a nivel nacional no llegan buenas noticias. Por primera vez en 20 años crece el paro en un mes de julio, algo que refuerza los vaticinios de brusca desaceleración, cuando no recesión, de la economía en el último trimestre de 2022.

Para añadir dificultad al análisis, cuando se miran las cifras resulta que más del 90% de los que han encontrado un puesto de trabajo el pasado mes lo ha hecho en el sector servicios. Eso quiere decir en hostelería. La amenaza de la temporalidad, la caída en septiembre u octubre, parece por tanto una certeza. Con unos datos y con otros, con prudencia o con esperanza, resulta indiscutible que el desempleo es un problema estructural de la provincia. Es crónico. Es tan antiguo que habría que remontarse a tiempos predemocráticos para encontrar porcentajes que no provocasen alarma. Ahora, en una fase que no se considera mala tras cuatro meses seguidos de caída de la cifra de parados, aún son 135.495 personas de la provincia las que demandan un empleo y no lo tienen. Aún supera el 20%, es decir, una de cada cinco en situación de trabajar no tiene dónde hacerlo. Incluso en términos anuales, las variaciones aún son demasiado pequeñas. La situación del paro en Cádiz es algo mejor que hace un año, incluso que la registrada a principios de 2022 (con cinco puntos porcentuales menos) pero con la experiencia que acumula esta tierra es imposible disparar el optimismo. La guerra en Europa, los efectos de la terrible crisis sanitaria, la galopante inflación en suministros y energía, la subida de tipos de interés, el extendido temor a una nueva crisis... Todos los indicios apuntan a una subida del paro, al derrumbe de las contrataciones, a la retracción del consumo y, por tanto, de la producción. Las empresas empezarán los ajustes y la rueda girará en sentido inverso a la creación de empleo. Esa es la sensación. Otra cosa son los números.

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