El apunte

Expectantes ante el futuro de la ciudad

Los gaditanos estamos ilusionados ante la puesta en marcha del tranvía y el plan del hospital, pero es inevitable que surja también el escepticismo

La ciudad de Cádiz, como otras de su entorno y del resto del país, vive en una especie de cuento de Pedro y el lobo invertido. Si Pedro decía tantas veces que venía el lobo que al final nadie le creía, en la actual tesitura ... tantas veces les han dicho a los ciudadanos que los proyectos se iban a realizar que ya nadie lo cree. Hasta que un día, en lugar del terror del lobo, llega la alegría de la consecución de uno de estos proyectos. Llámese tranvía o llámese nuevo hospital. En estos dos casos, la expectación es máxima con unas obras que anunció hasta la saciedad ese Pedro que era el PSOE y que no han avanzado hasta que las ha desbloqueado el Gobierno de Juanma Moreno. A Pedro lo que es de Pedro y a Moreno, lo que es suyo.

En el caso del tranvía, parece que la llegada está más cerca. Ayer se dieron a conocer las frecuencias de los servicios, pero no se dio todavía una fecha definitiva. Después de tantos aplazamientos, la Junta ha preferido ser cauta e indicar, simplemente, que empezará a circular «en breve». La infraestructura acumula un retraso de 12 años, así que el que se anunciara que para antes del verano y luego para antes de octubre parece casi anecdótico. Si bien la ciudadanía, en especial en La Isla y Chiclana, lleva años bromeando con que el servicio será infinito, sin principio ni fin, no deja de ver cada vez más cerca, con el cumplimiento de todos los hitos, su puesta en servicio.

Esa sensación de optimismo con el tranvía no se repite con el nuevo hospital. Es cierto que la Junta ha señalado que el Plan Funcional que dará forma a la infraestructura se redactará antes de que termine el año, pero eso no deja de ser un formulismo que, aunque necesario, se aleja de lo que se espera por parte de la ciudadanía: que las obras se inicien. Ya en la anterior legislatura popular se anunciaron unos avances inapreciables para el resto de los ciudadanos, que ya no se entusiasman tanto cuando escuchan a sus políticos decir que viene el hospital, que viene el hospital.

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