El debe de Kichi con la Universidad

La lista de proyectos pendientes o inacabados es larga. Entre ellos, los incluidos en el convenio firmado en 2018 con la UCA para la puesta en marcha del Plan Estratégico Campus Universitario y Cultural de Cádiz. Como principal objetivo de este acuerdo anunciado a bombo y platillo estaba el fortalecimiento del campus y la idea de convertir a la capital en una ciudad universitaria, con claves como la gestión compartida de espacios y la compatibilidad de usos, la construcción de nuevas infraestructuras, la cesión de edificios y su adecuación para usos y fines universitarios.

De todos los compromisos adquiridos por ambas partes, el Ayuntamiento de Cádiz no ha materializado ninguno. Mientras la UCA ya ha adecuado el edificio Reina Sofía (actual rectorado), que recibió a cambio del edificio de la calle Ancha que durante años fue la sede principal de la universidad; el Consistorio gaditano mantiene este inmueble, destinado a convertirse en la Casa Encendida de Cádiz, cerrado a cal y canto. Dicen que se estaba adecuando para acoger las oficinas del Congreso de la Lengua en 2025 pero, ante el adelanto de este evento, se seguirá con los planes iniciales. Se ha perdido un tiempo precioso para contar con un nuevo espacio cultural en pleno centro de la ciudad cuando existen otros como el Palacio de Congresos, que ha cumplido a la perfección su papel como centro de operaciones del exitoso Congreso de la Lengua. En el debe de Kichi con los universitarios también está el teatro del Parque (antiguo Pemán), sin terminar a pesar de que iba a inaugurarse el pasado verano; la pérgola de Santa Bárbara y los locales situados en los bajos, que siguen presentando un aspecto lamentable; o el solar del Campo de las Balas, que aún no ha sido cedido a la UCA para convertirse en las pistas deportivas de la facultad de Ciencias de la Educación que irá en Valcárcel.

Con tanto que habla de deuda, Kichi se marcha con un gran debe con la comunidad universitaria gaditana.