apunte

De la ciudad sin desahucios a ponerse de lado

La capital ha vivido su segundo lanzamiento en dos días y, de nuevo, desde el equipo municipal no se ha hecho ningún esfuerzo por revertir la situación

El mandato de José María González, 'Kichi', sigue son su estrategia de pasar de la tragedia de los primeros años a la farsa de los últimos. Todo lo que había de impostado y grandilocuente en los primeros compases de su mandato se ha ido trocando ... en una desidia infinita, en un agonizar esclerótico conforme el 'kichismo' ha ido dando sus últimos coletazos. Los ejemplos son innumerables. Desde las reivindicaciones de la memoria histórica (que pasó de la épica de los primeros años al esperpéntico cambalache de calles en los últimos) a la iluminación de Navidad (hecha tarde, mal y con una miríada de excusas desde sus primeros años de gobierno). El último de los ejemplos ha sido la gestión que se ha realizado del parque de viviendas en la ciudad. No nos vamos detener en la escasa cuantía de las viviendas sociales (qué irónicas las críticas a la cicatería del gobierno del Teófila cuando ellos apenas han movido un ladrillo) sino en algo igual de grave: su nula disposición a hacer algo ante el drama de los desahucios.

Será quizá por la situación de la capital, tan sometida a los caprichos de Eolo, que todas las palabras se las termina llevando el viento. Aquellas de «ni gente sin casa ni casa sin gente» se han marchado, quizá para no volver, y se han transformado en «se viene trabajando para evitar en la medida de lo posible los desahucios y en ofrecer alternativas habitacionales a pesar de que se trata de una competencia de la Junta de Andalucía que es quien debe procurarlas en primera instancia». Esto es, ponerse de lado ante una realidad que se le ha escapado de las manos. Se da la circunstancia de que en este último desahucio, tanto inquilina como los propietarios inciden en que el Ayuntamiento se comprometió a abonar un alquiler social del que se habría ido olvidando desde 2020, como de tantas otras cosas a las que se comprometió. ¿Recuerdan ustedes a ese jovencísimo Kichi tratando de paralizar el desahucio en sus primeras semanas como alcalde con su mochilita al hombro? Esa tragedia de munícipe, haciendo de mediador con la Policía, se ha convertido en la farsa que vemos ahora, sólo, por redes sociales.

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