Cádiz, en la nueva senda del crecimiento

Las nuevas políticas económicas implantadas en la región demuestran que no es necesaria una presión fiscal asfixiante para crecer

El presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, en el festival del humor que incluía en cada alocución pública, explicaba cómo funcionaban los sistemas económicos de izquierdas. «¿Se mueve? Ponle un impuesto. ¿Se sigue moviendo? Ponle otro impuesto. ¿Ya no se mueve? Dale una subvención». ... La metáfora, que en España hizo popular el presidente Aznar, pone a las claras que el intervencionismo económico extremo sólo sirve para ahogar lo que funciona y mantener costosamente lo que no es rentable. El liberalismo económico que ha hecho de occidente la punta de lanza del mundo se basa en el principio de que hay que permitir el progreso de quienes más se esfuerzan.

Es por eso que la receta económica que ha ido aplicando el Partido Popular en el Gobierno de la Junta de Andalucía está dando sus frutos en forma de reducción del paro y creación de nuevas empresas. La fórmula mágica ha sido la apuesta por reducir la carga fiscal y permitir que el dinero fluya libremente, haciendo de quienes más invierten motores económicos para la prosperidad de la región. Entendemos, en ese sentido, la gran duda de la delegada Inmaculada Oliveros, ¿por qué hay partidos que se rasgan las vestiduras ante la reducción de impuestos si esto conlleva unos mayores niveles de prosperidad en la región?

Por primera vez en muchos años, cuando se habla del porvenir económico de la provincia se dejan atrás los miedos, los mensajes catastrofistas y las prevenciones para abrazar un futuro que pinta más halagüeño de lo que nos imaginábamos. Cádiz se ha situado como un catalizador de las industrias verdes, tanto por su capacidad para fabricar estructuras como aerogeneradores como por su distribución y producción futura de hidrógeno verde, en la que es una de las apuestas energéticas más importantes de toda Europa. A esto hay que sumar la próxima puesta en funcionamiento del Centro de Fabricación Avanzada que, en colaboración con la Universidad, hará que el talento pueda tener el empujón que siempre se necesita al principio.

En definitiva, la provincia plantea un horizonte entusiasmante, lejos de los oscuros nubarrones de épocas pasadas, y lo ha hecho con la fórmula de incentivar el esfuerzo por encima de buscar la recaudación a toda costa. Si la fórmula funciona, ¿seremos tan ingenuos de tratar de cambiarla?

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